Amigo Sancho, espero que al recibo de ésta te encuentres bien. Yo bien, gracias a Dios. 
Sorpresa, incredulidad, falta de razones y un montón de circunstancias rodearon mis sentimientos el pasado domingo cuando terminó el partido del Manchego ante el Ibañés, con un nuevo empate sin goles en la quinta jornada seguida sin ver puerta. Me parece auténticamente increíble. Aunque los que más saben de esto puedan ver razones para justificar este hecho, yo busco y sólo encuentro una, que es la mala suerte. No quiero ser benevolente con los muchachos de Míchel, sino realista. Nos debemos agarrar a un refrán que dice que ‘tanto va el cántaro a la fuente que al final de rompe’. Con tantos empates a cero seguidos debe ser probable, y muy deseable, que esa mala racha se rompa la próxima jornada. Asistimos a un decisivo epílogo de la primera fase de la temporada y quiero pensar que el Manchego dejará colgado en su vestuario el sentimiento de su último empate a cero y se vestirá con la ilusión y las ganas de derrotar al Atlético Albacete en su propio feudo. No es ni mucho menos una misión imposible y sí imprescindible si queremos depender de nosotros en la última jornada, en la que nos enfrentaremos al Quintanar del Rey. Si no ganamos este sábado, La Roda nos puede dar el sorpaso ganando en Casas Ibáñez, alejándonos del puesto de privilegio que hemos disfrutado durante bastantes jornadas. No menciono al Quintanar del Rey, que este domingo recibirá a La Solana y, sin menospreciar a los solaneros, creo que los puntos se quedarán en tierras conquenses. En definitiva, que o ganamos en Albacete o habrá que resignarse a jugar la fase intermedia. Aún está en nuestras manos.
Bueno, Sancho, nada más por hoy. Recibe un abrazo de este tu amigo que lo es.