Elisabeth Porrero

Elisabeth Porrero


Cromas, ‘outfits' y webinarios

21/12/2022

De vez en cuando soy consciente de que oigo y aprendo palabras que antes no se usaban o yo, por lo menos, no las tenía registradas. Algunas son propias de determinados ámbitos por los que transito, otras las he escuchado en ambientes ajenos, otras son anglicismos y otras supongo que, simplemente, se han puesto de moda.
Y, teniéndolas en la cabeza, pienso que habrá frases que algún oyente, en mi idioma, pudiera no entender, ni siquiera. Por ejemplo, a alguien que no esté muy adaptado a los tiempos o que no sepa inglés y poco de tecnología podía extrañarle oír: «Para grabar con el croma llevaré un outfit azul»  o le sonará rarísima  metaverso y todo lo que conlleva ese universo virtual. La técnica del croma data de los años 30, pero soy consciente de haberla escuchado desde hace pocos meses y, sobre todo, en el ámbito de digitalización en la educación.
En cuanto a outfit, por ejemplo, llevo algo más de tiempo escuchándola, pero no demasiado, quizás un par de años. Debe ser el mismo tiempo que llevo oyendo trench. Para outfit solíamos decir, en español, conjunto o la mítica palabra hato, a la cual define la RAE como «ropa y otros objetos que tiene alguien para el uso preciso y ordinario». Hoy día es muy típico escuchar o comentar: Qué outfit llevas más favorecedor, me gusta tu outfit… Para trench usábamos: gabardina, impermeable o tres cuartos.
Hay quien critica mucho el uso de estos anglicismos porque considera que pervierten nuestro idioma, pero no hay que olvidar que ya tenemos instaurados unos cuantos como: sándwich, email, chat, stop, business, hobby, blog, feedback, shopping… Algunos de ellos vuelven a ser palabras que, de un tiempo a esta parte, se usan más a menudo, por ejemplo: brainstorming (lluvia de ideas), feedback (retroalimentación en el lenguaje) o webinario (seminario web donde se comparten pantallas y ponencias).
Es curioso ver cómo, según qué aspectos de la sociedad se desarrollan más, vamos adquiriendo palabras con las que jamás nos habíamos relacionado. Todos sabemos ya lo qué es una DANA desde que el espacio dedicado a la meteorología en la tele es más extenso y en él se nos cuentan más curiosidades sobre los fenómenos atmosféricos. 
De la lucha por la igualdad entre hombres y mujeres, en la que se van dando tan importantes pasos en los últimos años, hemos aprendido la preciosa sororidad, definida por la RAE como «amistad o afecto entre mujeres» o «relación de solidaridad entre las mujeres especialmente en la lucha por su empoderamiento». 
Se dice que lo que no se nombra no existe y, tal vez por ello, en Francia he escuchado el término famille recomposée, referente a parejas que tienen hijos por separado y establecen nuevas familias juntas. En nuestro idioma aún no hay un nombre específico para esta situación, pero debería empezar a introducirse para estos modelos de familia.

La vida avanza y el lenguaje con ella, adquriendo cada día más neologismos. Da la sensación de que, al ver la cantidad de las nuevas palabras que aparecen, vamos muy rápido y no llegamos a aprender tanto. Pero no hay que olvidar que el lenguaje nos ayuda a vivir y hay que intentar acercarse mucho a él, cuidarlo y tratarlo de la mejor manera posible. 

ARCHIVADO EN: Tecnología, RAE, Lenguaje, DANA, Francia