Elisabeth Porrero

Elisabeth Porrero


Pensar y morir

26/10/2022

Me encantaba ver la obra de teatro Don Juan Tenorio el día de los Santos. Desde pequeña me fascina la poesía, quizás por eso también me atrapó aquel texto, escrito en verso. Su escena final me ha parecido siempre espectacular, con el protagonista hablando de amor, arrepentimiento y perdón, a los pies de la muerte.
Varias veces pude verla representada aquí, en el Teatro Quijano, gracias a los Amigos del Teatro de Ciudad Real, con una cuidada puesta en escena y siempre me ha parecido igual de cautivadora. Es realmente una pena que ya no se muestre los primeros de noviembre al público ni en los escenarios ni en televisión. 
Impresionaba ver cómo la soberbia de aquel hombre que presumía de matar a tantos hombres y engañar a tantas mujeres, se transformaba en un arrepentimiento total y en un deseo absoluto de poder descansar en paz, al sentir que su vida finalizaba. 
Decía hace poco Salvador Álvaro, director del emblemático programa Al filo de lo imposible que le había quedado claro, por sus experiencias, que cuando se está próximo a morir, uno se entera de que la vida toca a su fin. Me impresionó oírle afirmarlo y no pude evitar pensar en todo lo que debe venir a la mente en un momento como ese. No sé si lo más normal es que nos agarremos al arrepentimiento, como Don Juan Tenorio, al recuerdo de momentos felices o de las personas amadas, al miedo a la paz en caso de que los últimos días vividos estén llenos de dolor físico.
El caso es que hablamos muy poco de la muerte en nuestra sociedad. Asistimos a entierros, acompañamos a la gente querida que sufre pérdidas en esos duros momentos y acudimos a dar últimos adioses a gente que fue importante en nuestra vida. Pero no es un tema que tratemos habitualmente en nuestras conversaciones. Podríamos decir que es un asunto al que «damos de lado» en el día a día. 
Ya nos cuenta la prensa muchos fallecimientos, tal vez pensamos que con eso es suficiente. Tampoco se habla claramente del suicidio, aunque sea la primera causa de muerte no natural en nuestro país. Parece ser que no se daba cobertura a este tema en los medios de comunicación por evitar el efecto contagio, aunque hay profesionales que opinan que habría que tratarlo con una mayor transparencia, precisamente, por el problema que supone.
Confieso que, por esta costumbre de evitarla en las conversaciones, me sorprendió que el escritor Luis Díaz Cacho-Campillo y el editor Julio Criado, nos propusieran participar en el poemario Palabras a la muerte, que se presentará el próximo sábado en San Carlos del Valle, para acercarnos a ella a través de los versos.
Servidora ha sido la prologuista del mismo y, aunque también solía evitarla en mis textos y conversaciones, he agradecido poder poner en papel algunas reflexiones sobre la muerte, el único lugar en el que, seguro, nos encontremos algún día.