Fenavin es un claro caso de éxito que entre todos los culipardos hemos de cuidar. Ningún evento similar relacionado con algún otro sector económico o productivo reúne en la ciudad a tanta gente, tan diversa e interesante. El mundo del vino es la civilización misma occidental, por lo que se convierte en rompeolas de lo mejor que nos ha llegado acá. Bodegueros, viticultores, escritores, periodistas, artistas, sumillers, deportistas… Una pléyade entera de personajes que retumban y repican el mensaje del vino donde vayan. Son embajadores de Fenavin, como por otra parte la propia organización reconoce, y llevan el nombre de la ciudad, la provincia y la región allá donde fueran. Por eso reafirmo que Fenavin es un éxito y esta edición, más.
Fue un acierto de Miguel Ángel Valverde mantener a Manuel Juliá al frente de la feria. Con su pelo descolocado de viejo sabio, Juliá organiza eventos igual que escribe, a su forma y manera, pero con una belleza indiscutible. Por otro lado, el equipo de la Diputación Provincial que ha organizado Fenavin ha dado sobradas muestras de profesionalidad y valentía. No era fácil determinar cuál era el camino a seguir… Pero hemos defendido siempre en la vida, que cuando las cosas funcionan, mejor no cambiarlas. Valverde se ha atrevido a ello y ha conseguido la edición más dinámica, ágil y moderna de cuantas se han celebrado. Es cierto que el sector del vino castellanomanchego te cuenta y dice que la aparición de la feria de Barcelona ha supuesto una amenaza para Fenavin. Yo no lo veo así. Precisamente el éxito de Fenavin es el que explica el nacimiento de Barcelona y su carácter anual en vez de bienal. Vieron que la fórmula era un éxito y pensaron que no era necesario esperarse dos años para celebrarla. Eso debe hacernos sentir orgullo y, a la vez, procurar la mejora y cuidado de nuestra feria para próximas ediciones.
Y es que el gran éxito de Fenavin ha sido, desde el inicio, su carácter profesional y específico para el sector. Eso es lo que hay que potenciar fundamentalmente y acompasar el latido de la ciudad a la oportunidad de la feria. Fenavin es el gran mercado turco del vino, donde todo el mundo relacionado con él quiere estar y no perdérselo. He conocido esta edición personajes interesantísimos de otras denominaciones de origen, que también nos han enseñado mucho de su forma de trabajar y concebir el mundo de la vitivinicultura. Cuando hoy cierre sus puertas la feria, habrá que pensar, valorar y criticar… Pero con la clara conciencia de que el evento sigue más vivo que nunca y lo inteligente es prolongar su trazado y escritura las máximas cuartillas posibles. Como las salidas de Don Quijote, que a Cervantes se le hacían cortas. ¡Enhorabuena!