Elisabeth Porrero

Elisabeth Porrero


Quien no mira la belleza será pobre

02/06/2021

Dice un proverbio africano que «todo aquel que encuentra la belleza y no la mira pronto será pobre». Lo leí en el muro de Facebook de la poeta María Luisa Mora Alameda y me encantó. Me parece absolutamente cierto. La belleza se encuentra en muchos sitios y personas y, sobre todo, en el arte. Y es necesaria para vivir.
Me contaba otra gran poeta, Juana Pinés, otro cuento hindú, al respecto: «Un rey dio una moneda a un pobre para que comprara algo para comer. Este dividió la moneda en dos y con una mitad compró un pan y con la otra una rosa. El monarca, al saberlo, se indignó y preguntó al transeúnte por qué había gastado parte de su dádiva en una flor. El mendigo respondió que había comprado el pan para poder vivir y la rosa para tener una razón por la cual seguir queriendo vivir».
Podría decirse que, en los últimos días, vamos recuperando más belleza. Tras un largo de tiempo de sombras, la luz parece hacerse presente y el arte está regresando a la cercanía y al directo. Así, el alma puede ir recuperando esa paz y desasosiego perdidos en los laberintos del coronavirus. Cantantes, músicos, bailarines, actores, actrices, poetas, escritores, pintores… estábamos deseosos de darnos al público, de nuevo, aunque sea con mascarillas y los eventos culturales presenciales vuelven a resurgir.
Confieso que los estoy viviendo como un renacer y que me he emocionado en varios de ellos. Ha sido muy especial el reencuentro con tanta gente con la que antes compartíamos escenario a menudo o a la que íbamos a disfrutar asiduamente.
Así pudimos volver a escuchar en nuestra ciudad jazz en directo. Esa música, cuando se vive cerca de los músicos, es adictiva y te va volviendo, transportándote a otros mundos, llenos de magia y alegría. Yo me enganché a ella la primera vez que fui a un concierto, en el añorado Continental. Volver a disfrutarla en directo, aunque no pudiésemos levantarnos para bailar al ritmo de la fusión jazz-Beatles que nos ofreció Pátax, fue, sin lugar a dudas, un gran regalo.
Esa conexión con el arte provoca unas sensaciones muy agradables y recuperarlas nos ayuda a enfrentarnos mejor a la negatividad. 
Si los trabajadores de la cultura han sufrido especialmente esta crisis, también lo hemos hecho, en otro sentido, los admiradores de la misma. Con esa carencia estábamos perdiendo parte de la alegría de vivir.
En nuestra ciudad y provincia últimamente se han abierto exposiciones maravillosas, está habiendo obras de teatro, danza contemporánea, recitales de poesía y conferencias. En varios de nuestros pueblos se está llevando a cabo ‘Cultura provincial’, patrocinada por la Diputación Provincial, con eventos en los que actúan artistas de la zona.
Ayer no pude evitar emocionarme en el espectáculo de danzas árabes y poesía La bailarina de los pies desnudos. Las danzas eran bellísimas y esa belleza y lo que trasmitía tocaba el alma. Hemos estado mucho tiempo sin ello. Que no vuelvan a faltarnos esas razones para vivir.