José Rivero

Doble Dirección

José Rivero


Mès que un club

15/03/2023

Hasta ayer mismo, el Fútbol Club Barcelona, toda una institución deportiva y social catalana-barcelonesa, era visto como el crisol y el espejo de la Cataluña trabajadora, laboriosa y creativa. E independentista, por demás. El club deportivo –pero, sobre todo, destacado en su vertiente futbolística– que había sido considerado como santo y seña de cierta Cataluña irredenta y subyugada se ve hoy en las páginas de tribunales.
Era visto, por tanto, como el antídoto al centralismo del gran rival madrileño y madridista, el Real Madrid –del cual algunos charnegos de segunda generación y los nacionalistas de primera división aún sostienen el beneficio obtenido bajo las praderas del franquismo en su colección de títulos europeos, como si eso fuera posible en tiempos del general de Gaulle y Raimundo Saporta–. Incluso, esa institución conocida por sus colores –hoy tan cambiantes, como su propio perfil político social– llegó a representar, más allá del seny tradicional, el apego a tradiciones vendidas como democráticas y nacionales, que ahora vemos como cleptocráticas y truculentas y que hoy harían palidecer al gran seguidor culé Manuel Vázquez Montalbán, inventor de la expresión y consigna de combate dialéctico del Barça como 'Mès que un club'.
Y es que los recientes acontecimientos de índole penal que ponen en el disparadero judicial, y no sólo judicial, al Fútbol Club Barcelona, ponen en evidencia todo el recorrido anterior y todo lo predicado como bondades del Principado, como ya ocurriera con el caso Palau, otra institución nacional devorada y masacrada. Y, por ello, dan para jugar otro partido y otra partida. Todo ello, como relata el escrito de la Fiscalía, que formula la denuncia contra varios expresidentes, pese a las prescripciones, y acusa al club catalán de corrupción en el ámbito deportivo. ¡Corrupción blaugrana! Y añade los delitos de administración desleal y falsedad para los expresidentes Josep María Bartomeu y Sandro Rosell. 
Todos los delitos apuntados para conseguir el favor arbitral mediante los pagos periódicos –que suman la enorme cantidad casi siete millones de euros– y realizados durante veinte años, al exdirigente arbitral Enríquez Negreira, con la finalidad que este, como vicepresidente del Comité Técnico Arbitral (CTA) hasta 2018, «realizase actuaciones tendentes a favorecer al FC Barcelona en la toma de decisiones de los árbitros en los partidos que disputase el club, y así en los resultados de las competiciones». Ese capítulo de licencias y sobornos, cuando la tesorería del club está más que comprometida con las famosas palancas financieras, como válvula de escape del presente y del futuro. Así se escribe la historia.