Antonia Cortés

Desde mi ventana

Antonia Cortés


Velintonia, la Casa de la Poesía

07/07/2022

Hay humedades, hay grietas, hay malas hierbas secas, hay paso del tiempo sin el cuidado necesario, hay heridas acumuladas, hay abandono.  También hay recuerdos, hay poesía, hay arte, hay música, hay entrañables veladas al atardecer, hay cultura, hay vida. Hay amor.
Hay lucha, hay rabia, hay frustración, hay esperanza. Hay desacuerdos, hay enfrentamientos, hay un querer y no poder, hay un sentir que da la fuerza para seguir en pie frente al desinterés o el interés desmesurado.
Hay una historia, muchas juntas; hay una realidad, hay un Premio Nobel que nos enorgullece, que hace que nos preguntemos si fue olvidado o solo dejado a un lado.  Hay un deseo que nace, hay una fuerza que empuja a no desfallecer, hay un sueño que no muere. Hay gente con principios que sabe qué es lo que desea.
Hay una asociación fuerte, que no decae, que no se rinde frente a la adversidad, que camina llamando a las puertas que ha de llamar, que lleva grabado en el corazón Velintonia, o lo que es lo mismo: Vicente Aleixandre. Hay un amor al amor, hay una creencia, hay una necesidad, hay una memoria que clama, hay un deber que hará justicia.
Velintonia. Hay un nombre invocado una y otra vez, un año y otro…tantos. Es la casa del poeta de la generación del 27, el lugar que agoniza como el enfermo en sus últimos instantes, que resiste para conservar esa esencia que perfumó sus rincones toda una vida. 27 años de reivindicaciones, otros tantos de silencios institucionales, de desacuerdos entre los herederos y las administraciones, de mirar a otro lado, de sueños no cumplidos para la Asociación de Amigos del poeta, que preside Alejandro Sanz, que solo pide que esta casa sea la Casa de la Poesía. La casa de un Nobel lugar de encuentro del sentimiento. ¿No es maravilloso?
Hay rechazo a que esta casa salga a subasta pública, hay tristeza ante la indiferencia, hay dolor ante el silencio, hay indignación a las respuestas calladas.
La mirada del hoy se acurruca para llorar; la del ayer resuena con fuerza. Que no paren los versos de esa generación del 27, de la que llegó después, y después… La de aquellos jóvenes poetas llenos de ganas, como Luis Alberto de Cuenca, Javier Lostalé, Luis Antonio de Villena… La de tantos que se acercan a Velintonia como si de un templo se tratara para percibir lo que allí se oculta mientras al atardecer recitan sus versos para que también sean parte del ayer.
Han conseguido que la Comunidad de Madrid la declare Bien de Interés Patrimonial. Pero no es suficiente. Esa declaración no la salva de un futuro incierto.
Hay una luz, un seguir avanzando, un querer seguir pensando que aún vive la esperanza, que la Casa de la Poesía renacerá, que acogerá el legado de Vicente Aleixandre, que ahí llegarán amigos, poetas, lectores, investigadores, músicos, artistas, curiosos… Vida a tanta vida vivida. ¿Imaginan? Pues salvemos Velintonia.