La finalización de la tubería manchega, dos décadas después

R. Ch.
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La provincia encara la recta final del invierno con las cuartas reservas más bajas del centro-sur del país y con unas infraestructuras hidráulicas que aguardan a la tubería del Tajo

Obras de la construcción de la Tubería a la Llanura Manchega, en una imagen de archivo. - Foto: Rueda Villaverde

Ciudad Real encara la recta final del invierno, un mes queda para la primavera, con la sequía como una realidad innegable. Los apenas cuatro litros por metro cuadrado caídos este fin de semana no sirven para aliviar una situación ya de alto riesgo. Las cifras no engañan: de Madrid para abajo, solo hay tres provincias con menos agua en sus pantanos: Almería, con 16 hectómetros; Murcia, con 33; y Alicante, con 90. La siguiente es Ciudad Real, con 134 hectómetros, el 26% de sus reservas.

La diferencia es que Almería tiene la opción de sus desaladoras y Murcia y Alicante, además, suman la derivación del trasvase del Tajo al Segura. La última, aprobada hace apenas tres semanas y por 27 hectómetros cúbicos. La única derivación que existe aquí, a la espera de que la tubería de la llanura manchega desembalse agua del Tajo, previsiblemente esta primavera, es la que llega al seco pantano del Gasset desde el muy seco pantano de Torre de Abraham.

La esperanza para solucionar parte de los problemas hidrológicos de la provincia está puesta en esa tubería, un proyecto, sin embargo, que se lleva aguardando ya dos décadas. En 2002, con José María Aznar en La Moncloa, se sacó y licitó una obra concebida para el suministro a poblaciones de Albacete, Cuenca y Ciudad Real con problemas de abastecimiento de agua. Desde entonces, se sucedieron aprobaciones, visitas y anuncios hasta el compromiso adquirido por el presidente regional, Emiliano García-Page, en noviembre pasado, para que la Tubería Manchega esté «conectada y en funcionamiento» la próxima primavera. Y, en este sentido, el consejero de Agricultura, Francisco Martínez Arroyo, se refirió ayer a los avances que se han dado de cara a la próxima apertura del ramal nororiental de esta tubería.

Los embalses

El final parece cerca, mientras los pantanos de la provincia se secan. Para hacerse una idea, la Torre de Abraham, el embalse de mayor capacidad, retiene solo 13,6 hectómetros de un máximo de 183. Está al 7,65%, al nivel de los pantanos de Murcia.

La situación actual por la que pasa la provincia es extraordinaria, pero cada vez más habitual. El Ministerio de Transición Ecológica recoge en su Boletín Hidrológico el estado de salud, semana a semana, del que llama 'Abastecimiento a Ciudad Real' donde suma los recursos disponibles en el Gasset y Torre de Abraham. Desde 2005, solo una vez ese abastecimiento ha estado más comprometido que este año. Fue en 2018, con las reservas para beber en la capital con 24 hectómetros a mediados de febrero. Ahora hay 27. En 2011, por ejemplo, había 204 hectómetros entre los dos pantanos y en 2014 se alcanzaron los 213 hectómetros en esta misma semana del año, en la que lo habitual es que haya cuatro veces más agua embalsada que en este 2022. De los últimos 17 años, los seis últimos son los únicos en los que las reservas están por debajo de los 100 hectómetros cúbicos.

Este invierno Ciudad Real ha superado el mes sin registrar una sola gota de lluvia, algo que no había pasado, al menos, en más de una década. Desde octubre, el volumen de lluvias es, en la inmensa mayor parte de la provincia, entre un 25 y un 50% menor de lo habitual. En España, el pasado enero fue el segundo más seco del siglo XXI y el quinto más seco desde 1961. Y la Aemet y la Confederación Hidrográfica del Guadiana no son precisamente optimistas. El último informe de sequía que elabora la CHG explica que «de acuerdo con la previsión meteorológica estacional de la Aemet, no se espera un cambio de tendencia en los próximos meses que pueda aliviar la situación de forma notable, por lo que el escenario que se maneja es de una disponibilidad para riego en de entre el 24% y el 54% de sus concesiones».

Y es ahí donde entra en juego, también, una queja recurrente de los organizaciones agrarias, que mañana saldrán a la calle en Ciudad Real para pedir soluciones, como desarrollar infraestructuras hídricas por la provincia. Y razones para quejarse no les faltan. Comparada con las provincias limítrofes, Ciudad Real es la segunda provincia con menor capacidad para almacenar agua. 510 hectómetros tienen de tope sus pantanos. Solo Toledo, con 451 hectómetros puede retener menos agua en los embalses. El resto tiene infraestructuras para guardar mucha, algunos muchísima, más agua. El ejemplo es el de Extremadura. Cáceres tiene una capacidad de almacenaje de 6.700 hectómetros, 14 veces más que Ciudad Real; y Badajoz llega a los 7.700, quince veces más que Ciudad Real. Con el resto de territorios con los que la provincia hace frontera pasa lo mismo: Albacete tiene capacidad para 727 hectómetros; Cuenca para más de 1.100; Jaén para 2.300; y Córdoba, para 3.400.

«De manera lenta» y «muy en silencio» se avanza no obstante en la planificación de una nueva presa en la provincia. En el Campo de Montiel, donde está previsto construir la presa del Castillo de Montizón. Apareció en el papel por primera vez en 2017, hace ya cinco años. Desde entonces, pliegos, proyectos y redacciones que todavía no han servido para convertir en una realidad esta actuación, que tenía el membrete de 'prioritario' dentro del Plan Hidrológico del Guadalquivir, con un presupuesto de 50 millones y un plazo de ejecución hasta el horizonte de 2027. «A lo largo de este año se podrían iniciar las obras», aunque aún no los de la propia presa, sino otros previos.