Visto para sentencia el juicio contra cinco nigerianos

M. E.
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En la segunda y última sesión ha declarado el representante de la empresa de Argamasilla de Calatrava que presentaba la denuncia

Dos de los guardias civiles, durante su declaración. - Foto: M. E.

La Audiencia Provincial de Ciudad Real acogió este miércoles la segunda y última jornada del juicio que sienta en el banquillo a cinco ciudadanos nigerianos acusados de delitos de estafa, falsedad de documento mercantil y blanqueo de capitales, por los que se enfrentan a penas de entre año y medio y dos años de prisión.

En la sesión declaraba, entre otros, el representante de la empresa Manufacturas Muela, de Argamasilla de Calatrava, que, con su denuncia, destapó lo que la Fiscalía cree que es una compleja trama organizada de ciberdelincuentes, que operaban a nivel mundial mediante el método del 'phishing'. E. Muela, en su testimonio, explicaba al tribunal que todo comenzó cuando recibió una llamada telefónica de Al-Sayad Hunting Equipament, un cliente suyo de Dubai, en la que le alertaba de que había recibido un correo, supuestamente desde su empresa, que le instaba a abonar un pago pendiente de 95.333 euros en un nuevo número de cuenta bancaria. Fue entonces cuando se percató de que su correo había sido hackeado, poniendo la correspondiente denuncia en Puertollano.

Fue el inicio de una investigación que abarcó a más de cien personas en toda España, entre los años 2015 y 2017, la mayoría de origen nigeriano, con situaciones similares con clientes de Perú, Estados Unidos y Bosnia.

En la jornada de hoy también testificaban los agentes de la Guardia Civil encargados de esta investigación, que confirmaron la estructura jerárquica de los delincuentes, con implicados que actuaban desde direcciones IP de Nigeria y que no fueron identificados, 'mulas económicas' que abrían cuentas para ingresar el dinero estafado (uno de los acusados, Benson L. J.), y empresas donde se blanqueaba el dinero (los otros cuatro imputados,  Samuel, E. C., Keneth O. O., Christian M. y Okechukwu U.). 

En sus derecho a pronunciar las últimas palabras para cerrar la vista oral, los acusados lamentaron estar en esta tesitura sólo por su condición de ciudadanos nigerianos. "Estoy con el corazón roto", confesaba uno de ellos.