Manuel López Camarena

El Yelmo de Mambrino

Manuel López Camarena


Feijó habla mucho, ¿de más?, en gallego

24/02/2022

Se venía venir la debacle, aunque la verdad es que no de la magnitud y la virulencia con la que se ha hecho presente en la vida política de España, porque la verdad es que lo del PP de estos días de atrás ha sido algo así como la suma de las erupciones de cinco o seis volcanes de esos históricos, tipo Krakatoa o Vesubio, y todas las secuelas que acompañan a semejantes episodios. Modestamente, pues es agua que mueve poco molino, recordaré que este, como otros episodios con otros líderes al frente de los mismos, fueron mencionados anticipadamente y con prudencia, dado que, por ejemplo, el juicio aquí emitido sobre la posible, casi segura, intención de Ada Colau a optar a la Alcaldía de Barcelona, aprovechando el tema de las hipotecas, lo fue casi dos años antes de las elecciones. Ítem más, apuntamos a otros líderes, incluidos los ahora cuestionados en el PP, Pablo Casado y Teodoro Egea, y como me atrevo a cuestionar, moderadamente también, al que la mayoría de las gentes del PP, de las buenas gentes del PP, a Núñez Feijóo, porque si se dan cuenta, si observan con un poquico de interés, se darán cuenta de que don Alberto Núñez Feijóo, aspirante a conductor y salvador del pueblo español al más puro estilo del profeta Moisés, digo que don Alberto Núñez Feijóo, habla mucho en gallego, más de lo que serías educado, generoso, solidario y no amenazante para con el resto de los pueblos de España. A don Alberto no es difícil oírle, y hasta escucharle, aunque no sea lo mismo, echarse ante las teles, que es lo que nos llega a todos los españoles, incluidos los que sólo chamullamos en español, intervenciones en las que únicamente usa el llamado lenguaje de Rosalía, lo que convierte esas concretas peroratas en algo solo comprensible por su minoría. Aunque, cierto es, como sucede con los líderes separatistas radicales pregonaos, la dicción de Feijóo siempre traumatiza menos, aunque no le entendemos En Guijuelo, Porzuna o Alpedrete, que ya saben que es pueblo con ciertas concomitancias con nuestro querido Albacete. 
Pues bien, despejado el panorama en Génova, y en el resto de sedes y, que es lo realmente vital para el PP y para España -España necesita peso y contrapeso- y lo demás es como jugar al guá o, lo que es peor, a la guerra, Feijóo, más le gusta a servidor Ana Pastor, por ejemplo, tiene que ponerse a recomponer el panorama de todo el centro-derecha español, lo que no será tarea fácil, ni mucho menos. Porque resulta, creo en buena ley, que lo que le pase al PP, o al PSOE, afecta al resto de España de manera directa, muy directa, y sólo el buen funcionamiento de la maquinaria electoral y gobernante, esté quién esté en Ferraz o Génova, puede asegurar la lucha por escalar puesto en el ranking del bienestar de las naciones, que lo que de verdad interesa a las gentes, dejando a un lado, casi para todo, a los que se automarginan y se autoexcluyen.
¡Ah!, Rusia, los restos soviéticos, herederos de los verdugos casi cienmillonarios de cadáveres propios y ajenos, calientan los motores de sus tanques. Todo está preparado. Para arramplar con el Bajo Don y todo lo que atesora. No debemos esperar compasión y ni siquiera moderación. Putin está demasiado acostumbrado a ver y mancharse de sangre. Stalin y los otros no perdonaban, y este tampoco.