Escolástico González

Fontanería Pública

Escolástico González


Conjurarse

07/12/2020

El modelo de oposición basada en bulos y mentiras, con el único fin de avivar y despertar un caldo de cultivo ideológico, patriotero y de café, propio de otras épocas, carece del más mínimo sentido de Estado y está hecho para buscar exclusivamente un puñado de votos sin pensar en el enfrentamiento entre españoles. La negociación con partidos legitimados y presentes en el congreso, que el PP no ha tenido reparo en negociar con ellos en otras legislaturas, es presentado por la derecha y ultraderecha, como una ruptura del Estado y una traición. Con esos mimbres es normal que surjan de inmediato los salvapatrias de cuartel para librarnos de todos los males y reconducirnos a un único pensamiento: Salvar España.
Cuando se juega con las palabras pasa como con las armas, que las cargas el diablo. Hace apenas cuarenta y ocho horas el líder de la derecha, Pablo Casado, ha manifestado públicamente la necesidad de conjurarse frente al gobierno de la nación para defender la libertad, incluso jugándose la vida, frente a este gobierno social–comunista que pretende acabar con las instituciones democráticas, la prensa, e incluso con la oposición, como sucede en los regímenes cubanos y venezolanos. La palabra elegida desde la derecha, desde el PP, para hacer oposición a un gobierno democrático y constitucionalmente elegido no es casual, y mucho menos fruto de la improvisación de un discurso. El verbo elegido ha sido el de conjurarse: levantarse contra el Estado o contra el Soberano. Menos mal que solo es el líder de la derecha, que quiere ser moderada, y no lo es de la ultraderecha. Demos las gracias, porque en la ultraderecha no piensan en conjurarse, están pensando en fusilarnos a veintiséis millones de españoles, incluidos los niños o en dejar caer las bombas sobre las casas de esos comunistas traidores.
En otras circunstancias y con otros partidos políticos las palabras del general retirado y sus colegas de la XIX promoción de la Academia General del Ejército del Aire, que quiere fusilar a los españoles independentistas, comunistas, socialistas, podemitas, etc., sonaría a chufla y como diría el gran Gila en una de sus parodias de la guerra: ¿Es Ud. el general?… que si van a venir a fusilarnos o vamos nosotros. Pero no, no es chufla. Palabras como conjurarse, en boca de quien es el jefe de la oposición, de quien representa a millones de votantes, llaman e incitan precisamente a eso, a revelarse contra un gobierno injusto, ilegítimo y traidor, un gobierno que es todo menos democrático y constitucional. No es de extrañar que derecha y ultraderecha no se diferencien porque mantienen el mismo discurso. Esta así diseñado expresamente por los dos partidos. Es su estrategia, aunque equivocada, para llegar al poder, de una u otra forma.   
Pero lo realmente grave, en este juego de las palabras y de las emociones patrioteras, cargadas de demagogia, es que también contribuyen otros líderes de tercera fila a mantener la idea de un gobierno ilegítimo por pactar con Podemos y negociar con los independentistas catalanes, o con HB Bildu un presupuesto social y necesario para paliar esta crisis sanitaria. Líderes, incluso del partido socialista como Page, Fernández Vara o Lambán, que serán grandes beneficiarios en administrarlo en beneficio electoral propio, no ven el Estado más allá de los feudos rurales que gobiernan, parapetados detrás de una tele regional, también se prestan al juego de la derecha con sus medias frases hechas para hacer calar en la sociedad que este gobierno no es de ellos, ni como es el Partido Socialista de su región.  De su feudo. El PP compite Vox para no perder electorado y ellos, los de regional, se traicionan ideológicamente por competir con el PP por un puñado de votos, en claro fraude a sus propias bases, lo cual contribuye a alimentar, aun con más fuerza, a quienes ven en un pronunciamiento la mejor manera de acabar con el actual gobierno democrático y constitucional de coalición. Los radicales ultraderechistas piensan en derrocar al gobierno porque ni los propios socialistas que lo han votado lo quieren. Así de fácil y sencillo.