José Luis Loarce

Con Permiso

José Luis Loarce


Vacuna histórica

29/12/2020

Domingo 27, 9 horas, Araceli, 96 saludables años, granadina, había aparcado su andador, se había santiguado luego, para ser la primera persona española vacunada en España contra el Covid-19 y hacerse su foto con la historia. “Gracias a Dios”, dijo después. 
Las residencias de ancianos han ocupado la página más negra de nuestra pandemia y se merecían esta especie de homenaje mediático (aunque no tapa negligencias, responsabilidades y la propaganditis de rigor).  Pero ese día de pinchazos risueños y felicitaciones simultáneas, de abuelos bonancibles en sus sillas de ruedas, se habían convertido los telediarios en una jornada casi de lotería navideña que tenía su punto de emoción, hasta de incredulidad porque la ciencia y la industria farmacéutica occidental hayan conseguido la vacuna en un tiempo récord de 210 días. El hito histórico se lo anota la estadounidense Pfizer y los laboratorios alemanes BioNTech, con los que se asoció en abril, y mucho le corresponde a nuestra mami Merkel, quien en marzo fue la primera dirigente que defendió una vacuna para el mundo y convenció a la Comisión Europea a una inversión en investigación de vacunas contra el corona —como dicen los germanos— que pasa ya de los 16.000 millones de euros. Y dígase también que el estrambótico negacionista Donald Trump —no se libra de sus hazañas por ello— dispuso otros 9.000 millones para el mismo fin.
Gana enteros esta Unión Europea que ha acelerado procesos y en una operación sin precedentes, de indudable calado histórico, ha repartido las primeras dosis simultáneamente entre sus socios, pagadas naturalmente. Los 27 socios el 27. Que hubiera acordado el modo de frenar la llegada del nuevo virus mutante del Reino Unido o evitado el caótico bloqueo de miles de camioneros en Dover acaso hubiera sido pedir demasiado a una Europa tantas veces burocratizada y paquidérmica, pero ahora más generosa que frugal con este sur hispano cuya deuda pública, ¡ay!, supera ya los 1,3 billones de euros y la mitad de sus pymes están en riesgo de supervivencia en los próximos meses.
La enfermera Carmen clavaba las primeras banderillas salvíficas en la residencia de Guadalajara para el mundo, pero no la quisieron todos los residentes y trabajadores de Los Olmos, como tampoco —dicen encuestas— la quieren un tercio de los españoles: inexplicable. Mi brazo, dispuesto está para el primer picotazo, cuando quieran. Y déjenme desearles un 2021 con salud.