Manuel López Camarena

El Yelmo de Mambrino

Manuel López Camarena


Comunismo o libertad en 2021

18/03/2021

Debería bastarnos a los españoles haber aprovechado este año y pico de nuestros pecaos, nuestras penas y nuestras múltiples frustraciones, para que, habiéndolo aprovechado como buenos estudiantes, no como muy buenos, que ya sería demasiado, haber sacado buenas notas y, de cara a la vida y a los tiempos que vienen, tener una preparación para mejorar la vida de España, con todos nosotros dentro, porque lo que es hoy, manque nos pese, no tenemos. 
Y no la tenemos porque basta con mirar hacia atrás un poco, un año más o menos, que es el tiempo que llevamos enfrentándonos al  COVID-19, para darnos cuenta que los españoles, en general y hasta en sargento, el tiempo que llevamos enfrentando la pandemia, que ya digo alcanza un año, y aun un poco más, nos viene corto para aprender las cosas del día a día y aun otras mucho más convenientes y necesarias para la eternidad del existir de cada uno. 
Y así, pues ya ven, mientras los datos, los malos datos, parece que vuelven a empezar a crecer y a subir -¡maldito ascensor!-, nosotros, representados por una indigna clase política, en cada día más mayoría de los casos, que sólo sabe, y quiere, ir a lo suyo, seguimos también en una abrumadora cifra de casos, haciendo de nuestra capa un sayo desbaratando lo que haya que desbaratar, como por ejemplo la lucha con el COVID en no pocas ocasiones, ya sea con fiestas, bodas, manifestaciones, etc., etc.
Pero por si era poco lo que tenemos encima, que es de lo que venimos escribiendo desde hace un año, ahora se nos ha venido encima, como una librería desequilibrada por los vaivenes de un terremoto de más de 7 grados Richter, un crisis política que, andando los meses, podría poner el panorama nacional más patas arriba de lo que ya está, un vez que aceptemos, los que lo aceptemos, que más importante que todo lo demás, salvo la lucha contra el COVID, tenemos la tarea de lograr que la defensa de las ideas de cada uno y de cada grupo, se haga dentro del máximo respeto, abjurando cada cual de ese lenguaje guerra civilista, preñado de rencodio -rencor y odio- y acerado como la navaja de nuestros más conspicuos bandoleros, que nuestros incomprensibles políticos, al menos para muchos de los que están más próximos al tejado que al friso de la casa común, emplean. 
Y es triste que cuanto más avanza en el tiempo la democracia post franquista, nuestra izquierda, cerril, cimarrona y trasnochada -¡sálvense de estos calificativos los que deben salvarse!, más oscuros se vuelven nuestros líderes, sus actos, su lenguaje, ya verán ustedes al Coleta en  la campaña por Madrid, que nos mantiene, esos líderes y sus planteamientos, como el único Estado que huele a checa y gulag, como en los mejores tiempos del comunismo. 
Porque, sin que sea mi actriz preferida en el gran teatro político español,  resulta que comparto a tutiplén el eslogan de la presidenta Ayuso para la campaña de ya, de pasado mañana, ‘Comunismo o libertad’. Por culpa de Pablo Iglesias. ¿No nos iría mejor con mejor talante político, menos intrigas de los cocineros palaciegos, más atender al virus y menos mentirnos sobre vacunas, o vacunos? Porque hay que tener cuajo e imaginación, según quienes, para imaginar a Ábalos, con la cara de bestia que tiene, cocinando acuerdos en sótanos murcianos o madrileños. O vaya usted a saber.