Manuel López Camarena

El Yelmo de Mambrino

Manuel López Camarena


Las fiestas navideñas deben peligrar

17/12/2020

No dirán los gobernantes del mundo, al menos los del otrora llamado Mundo Occidental, que no tenían avisos suficientes de que la relajación general, y muy concretamente la relajación por motivos políticos, casi siempre indecentes, nos iba a estar trayendo, y llevando -la relajación digo- oleadas de la pandemia por COVID-19 que padecemos. Y pese a estar avisados -incluidos los que han dado sobradas muestras y pruebas de su estulticia y mal hacer- su gestión al frente de los países y pueblos que las urnas y la mala fortuna pusieron en sus torpes manos, ha sido realmente nefasta, en más de un caso y más de dos, y en tantos o más presuntamente delictiva. Siempre nos quedará la duda no sólo de las cifras reales de víctimas, sino las de fallecidos cuya causa real haya sido las mala y dolosa gestión de cada dirigente.
Pretender, por boca propia o ajena a sueldo, que las ha habido en escenarios varios, que la gestión que más nos ha afectado, y lo que queda de soportar, a usted, a mí, a los más míos y al resto de los españoles, inclusos a los que quieren pirarse de la casa común, que no es otra, la gestión digo, o que debería haber sido otra, la del Gobierno del Estado, como gusta decir al bloque rojo-separatista, y que no es otra que la gestión de Pedro Sánchez y la jaula de grillos peleones que conforman ese Gobierno, ha sido acertada es, sencillamente, falso. La gestión de Sánchez, que lleva ocho meses, o más, escondiéndose bajo las faldas de las mesas camilla que son las autonomías, con el fin y el tiro de que una posible pérdida de votos, por culpa de las medidas más rígidas que hubiese que haber tomado, no le afectasen, no ha podido ser más mediocre, ni más cuestionable, ni más sospechosa de dolo o posible responsabilidad. Y es que, recuerden, el Gobierno del PSOE y Cia., que depositó nuestras vidas en manos de un filósofo inexperto y desconocido y unos expertos no menos desconocidos, sí es que había expertos al margen de Simón, que se permitieron el lujazo de tener detenidos en Barajas miles de kilos y unidades de material sanitario cuando aquí, en España, los sanitarios tenían que protegerse con bolsas de basura; evitó coger el toro por los cuérnidos y, al frente de las comunidades, nunca detrás como ha ido toda la pandemia, gobernar y decidir lo mejor en cada momento y en cada lugar; orquestó, de la mano de la izquierda y los separatistas, una feroz campaña, en la que ha contado con muchas, demasiadas, batas blancas, que, inexplicablemente, rechazaban, sin duda por no ser del gremio al uso, un nuevo hospital, cuando esas mismas batas blancas, ¡ni independencia ni juramento hipocrático que valga!, en marzo hubiesen entregado su virginidad y dignidad profesional por una buena bata o un respirador para la 213; etc. Y ahora, ¿para qué seguir?, sigue maniobrando para que las  comunidades, triste y caro invento, casa cuna de muchos vividores, mantengan más cuota de poder de la que parece lógica y conveniente, y como la cosa no va, pero nada, mandando 17 vamos a ver con qué nos sorprende de cara a Navidad. El ejército unificado de la pandemia COVID-19 está muy fuerte; los 17 reinos de Taifas -herencia musulmana- no pueden hacer mucho más tal como están de liados. La Nochebuena peligra, nuestras vidas también.