José Luis Loarce

Con Permiso

José Luis Loarce


Planes y estrategias

25/05/2021

El caso es que se me ha pasado la fiebre pospfizer y veo imposible seguir a Rimbaud cuando escribía «No pensaré en nada y andaré enmudecido». O quizá suframos alguna suerte de calentura extraña y contagiosa, donde todo son datos, cifras, fechas que acuden a la mente y a la trituradora de la actualidad, y reboten una y otra vez sobre un presente que recicla el pasado o sobre una historia que va rumiando una especie de pasto interminable y tedioso
Pero es que a uno nunca le habían dicho sus gobernantes, a los que paga para prosas más cercanas, cómo iba a vivir en un futuro año exacto, en el que, salvo longevidades, ya no estará en estas preocupaciones… Claro, que nunca habíamos tenido un Gobierno tan osado y tan entregado a la mercadotecnia de baratillo envuelta en el celofán gratuito de una ficticia ‘España 2050’. 
¿Que los políticos quieren estar eternamente en el poder, aunque sea solo hasta 2050 y a costa de lo que sea? Pues claro. ¿Que también persigan sinceramente proporcionarnos una ciudad «más igualitaria, habitable y donde invertir y crear empleo» como se dijo en enero de 2018, cuando se presentó el ‘Plan de Modernización Ciudad Real 2025’ y la pandemia no se intuía como excusa para todo? Pues seguramente que también. ¿Que la ‘Agenda 2030’ nacida en 2015 en Naciones Unidas tiene 17 objetivos indiscutibles y universales que nadie debe apropiarse con un bonito pin de solapa, como hacen otros con la bandera española? Pues también.
La diferencia con el pasado es que desde el llamado ‘reto del 92’, cuando la Olimpiada barcelonesa y la Expo sevillana, de las que podemos presumir todavía, todo está anualizado. Como las garantías y las caducidades. Antes había sido el “Programa 2000” de Alfonso Guerra, que arrancaba en el 88 contra la tecnocracia, criticaba la no neutralidad de algunos medios informativos (les suena) y quedó en nada. Y más cerca, el presidente Sánchez ofrecía en octubre de 2020 el ‘Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia de la Economía’, para ejecutar 72.000 millones de fondos europeos hasta 2023, en lo que definió como “la segunda gran modernización de la economía española”, ante la élite del dinero. 
Planes grandilocuentes e históricos que antaño venían sin fecha en el epígrafe pero sí cambiaban el curso de la historia. Sean, un suponer, los Planes Quinquenales de Stalin de 1929 a 1991, para industrializar la URSS; el Plan Marshall americano, para reconstruir Europa tras la II Guerra Mundial; o el Plan de Estabilización franquista de 1959, que nos llevaría de la autarquía al desarrollismo posterior. Planes estratégicos y estrategias planificadas al fin.