Dejando de lado el firme devenir mundial de la pandemia, que ya produce cifras millonarias en todos los apartados y el peligroso sainete que Donald Trump -bien podríamos traducir este nombre al español casi como Pato el Trompeta o Pato el trompetero- y muchos de sus colaboradores y votantes están montando, dada su incapacidad, a lo visto, de jugar seriamente a la democracia y ello porque el señorito ha perdido las elecciones presidenciales ante Joe Biden, pienso que lo más grave para España es la desvergonzada gobernanza que el Gobierno -PSOE-Podemos y añadidos separatistas y hasta proetarras- está llevando a cabo día a día y que, el tiempo lo dirá, pasará una tremenda e inasumible factura a corto-medio plazo.
Y es que ya no se trata de izquierdas o derechas, que sí, que también, sino de la infamante forma en que Pedro Sánchez entiende el gobernar y, lo que es casi peor, la forma en que nos lo aplica, su gobernar, a cada español. Y es que Pedro Sánchez, y con él el PSOE, Podemos y demás radicales de la imposición a lo totalitario, está tratándonos a los españoles, insisto que de ambos bandos, o lados, o grupos, o sectores, o,,, no tiene cabida, ni entrada ni salida en un país razonablemente moderno, razonablemente demócrata, razonablemente desarrollado... como España, que, desgraciadamente, está viendo, y sintiendo en sus carnes, el desasosiego, y hasta el dolor, que producen en las gentes la burla, el desinterés y la falta de respeto continúo que proviene, y así nos llega, de la mentira constante, del amaño habitual y demás formas y actitudes que deberían estar desterradas del gobernar España y más en momentos de emergencia, grave emergencia nacional, como los que estamos viviendo. Y para apoyar esta descalificación global de la manera en que Sánchez y su corte de turiferarios y tiralevitas nos están conduciendo cada día, dos cosas ejemplarizadoras caso de que el pueblo quisiese más seriedad en el día a día y en los resultados del gobernar. 
Martes tarde-noche. La ministra portavoza insiste, mintiendo, que Europa prohíbe a los Estados bajar el IVA de las mascarillas. Europa ya le había dicho que no era verdad. Miércoles, ayer, suaviza el NO, pero no da el brazo a torcer. Miércoles mediodía y tarde, anuncia a bombo, platillo y pandereta, que habrá rebaja hasta el 4 por ciento y casi, casi, lo explica de forma que parecía que la cosa la había inventado ella. Segundo ejemplo. Ahora el ministro Illa, que ha demostrado sobradamente tener más peligro que una piraña en un bidé. Illa bufaba por su pelea con la presidenta madrileña. Ayuso, que es terca como una mula serrana, impone su criterio y, como se ve ya, la cosa funciona hoy mejor que en el resto de España. Cuando empezó a ir bien, Illa entró en nuestras casas vía TV con un mensaje que, como la Montero, parecía que era él el presidente de Madrid y el autor de las normas. 
¡Ya está bien de mentiras y traiciones!, como la del idioma castellano que, el PSOE, destierra de Cataluña.