Algo falla en Valverde. Algo no funciona y el pueblo se queda vacío. En algo se está equivocando el Ayuntamiento de Ciudad Real. En la actualidad tiene 414 habitantes en el cierre del censo de 2020 y ha perdido cien en los últimos veinte años, un veinte por ciento. Curiosamente, Valverde pierde habitantes en contraposición a lo que ha sucedido en todos los pueblos del cinturón de la capital situados a la misma distancia o similar como Poblete, Carrión de Calatrava, Pozuelo de Calatrava, Picón, etc., que ven incrementada su población, e incluso nuevas áreas industriales -polígonos- llegando en algunos casos a cuadruplicarse en tamaño. Mil historias se me vienen a la memoria de Valverde, pero ese no es motivo de este artículo. La pregunta es ¿Por qué Valverde pierde población año tras año? 
Valverde sigue manteniendo su misma estructura urbana, las mismas casas, pero muchas de ellas rejuvenecidas, la misma plaza, el parque, el cementerio, el altillo, el arroyo, la misma iglesia, pero que ahora solo abre los fines de semana para el culto religioso como le sucede a otros servicios. Con una limpieza en sus calles digna de admiración en comparación con la capital, bien asfaltado, con aulas escolares nuevas, centro médico para consultas, alguna pequeña zona verde, transporte urbano con la capital y bien iluminado. Pero, aun así, conservando esa identidad, se despuebla, se queda vacío, mientras el resto de poblaciones del cinturón de la capital crecen. Valverde es un pueblo que conserva el sabor de pueblo, que no se ha llenado de promociones de unifamiliares adosadas como les ha sucedido a otros municipios. 
Valverde nunca ha tenido pretensiones de convertirse en municipio como sucedió en otros casos de la provincia de Ciudad Real, le gusta sentirse cercano a la capital, pero, si no se hace nada, si no se acometen nuevos planes de acondicionamiento y mejora del anejo, el tiempo acabará con él. La despoblación que sufre, año tras año, se ocupará de dar cuenta de ello. Y, no se trata de hacer una ordenación urbanística del anejo a modo de lo que ha sucedido en el resto de municipios creando, ex novo, un nuevo núcleo de población a 9 kilómetros, o aumentando el actual con un enjambre de adosados, algo que sería poco sostenible económicamente. Precisamente la conservación de su identidad, algo que han perdido el resto de pueblos con la llegada de las urbanizaciones modernas, es lo que tiene que ser una fortaleza para su futuro. 
Se trata, por un lado, de mantener y fijar la población nativa mediante los servicios necesarios para familias, mayores y jóvenes. Y por otro, elaborar una estrategia de ordenación orientada a los servicios turísticos de carácter rural, con alojamientos, agricultura ecológica, restauración ecológica, rutas turísticas, actividades de la naturaleza, etc., que incluya la formación y los incentivos económicos necesarios para orientar su futuro, y hacer una ordenación urbana que garantice su crecimiento acorde al modelo que representa, sin perder su personalidad. 
Valverde puede ser la oferta turística rural de Ciudad Real capital dirigida al resto de España. Atributos, propios y en su entorno cercano, no le faltan para poder desarrollarse. Un plan turístico que cree alojamientos rurales, gastronomía especializada y ecológica, muestre la historia de Alarcos, la naturaleza, los volcanes como la Posadilla, ahora muy de moda, pero donde esta provincia ya tiene fijada su estrategia desde hace años. En definitiva, se trata de fijar la estrategia turística de la capital ofreciendo un turismo urbano en Ciudad Real y un turismo rural en Valverde. Espacios como Galiana, una infraestructura del siglo XVI que puede destinarse al turismo de calidad, y que ya fue ofertada y licitada en su día, podrían contribuir a desarrollar un clúster de turismo rural. 
Está muy bien asistir a los foros y promocionar la ciudad desde el AVE, pero si no se crean productos, si no hay una estrategia orientada de desarrollo turístico que acompañe y fomente nuevas iniciativas nunca despegaremos turísticamente. Valverde se despoblará y la capital seguirá siendo anodina. La ordenación del término municipal de Ciudad Real y el fomento de las actividades dentro de él no se están desarrollado en términos de equilibrio, ni territorial, ni medioambientalmente. La ciudad se extiende por donde tiene menos término municipal y se desatienden otros lugares. No hay duda, Ciudad Real necesita con urgencia de un debate político y técnico sobre su modelo de ordenación que ninguno de los partidos quiere abrir.