Escolástico González

Fontanería Pública

Escolástico González


Chabolismo y Turismo Ferial

24/05/2021

¿Contribuye el chabolismo a la comisión del delito? ¿Hasta qué punto la planificación urbanística de una ciudad puede evitarlo? La prevención del delito no es una cuestión exclusivamente policial. En la prevención intervienen muchos factores sociales como la integración mediante la educación, las políticas de vivienda, el urbanismo y su planificación, las políticas laborales y de empleo, etc. Igualmente, lo mismo que hay diversos factores, son muchas las instituciones que participan en la búsqueda de las soluciones. Culpar al Ayuntamiento, exclusivamente, de lo sucedido en el barrio de la Esperanza con el trágico resultado de un muerto y un herido, ni de los disturbios posteriores con la quema de vehículos, sería demasiado injusto, pero tampoco está exento de responsabilidad.

Por mucho esfuerzo de la señora Hinojosa al frente de la Concejalía de Acción Social de la capital y por mucho trabajo del departamento –desbordado en estos 15 meses de pandemia– la erradicación del chabolismo, y de muchas de sus consecuencias asociadas, no depende exclusivamente de una Concejalía ni de una sola Administración. No es solo trabajo social, y eso lo sabe muy bien la concejala al tener que estar rompiendo barreras diariamente, incluso, dentro de su propio Ayuntamiento. Es un trabajo conjunto de planificación. De políticas cruzadas, de implicación de otras administraciones. Y, en todo eso, este ayuntamiento es deficitario porque no se ha fomentado. Ha imperado la lucha entre concejales por el presupuesto de cada concejalía sin políticas transversales de área.

No es suficiente para evitar los delitos con una política social de empleo precario de subsistencia, normalmente femenino, consistente en aportar ingresos a familias desestructuradas y desarraigadas. San Martín de Porres en la capital es un ejemplo de la falta de planificación urbanística de la ciudad. Han sido escondidos social y urbanísticamente. La indefinición de los suelos colindantes al barrio, convirtiéndolo en una isla, la falta de actuación municipal sobre el existente, el abandono en la construcción de las vías de acceso – segunda ronda, comunicación con otras urbanizaciones, viales interiores - la falta de una iluminación adecuada, de señalizaciones de tráfico, de zonas verdes, etc., no son precisamente promover la integración. Esta ciudad erradicó el chabolismo en el año 86 y la falta de continuidad política, sumado al abandono desde entonces han permitido nuevamente su aparición. El nulo balance de gestión de vivienda pública en estas dos últimas legislaturas, después de la crisis económica del 2008, más la falta de planificación en el PGOU crea situaciones atípicas como la de convivir el chabolismo con la mayor inversión pública de esta ciudad: “El más grande pabellón ferial del sur de España”. 50 millones para ferias y congresos y cero euros para integración urbanística.

No se puede culpar al Ayuntamiento de los últimos y trágicos sucesos, pero tampoco dejarlo exento de responsabilidad política. Unas veces por acción y otras por omisión. Por otro lado, permitir espacios y barrios, donde la impunidad a las normas de policía sobre construcción, limpieza, salubridad, tráfico, ruidos, etc. son habituales, con decenas y decenas de construcciones irregulares, animales sueltos –incluso cuadras de caballos– cientos de vehículos abandonados, enganches clandestinos de energía al alumbrado público, depósitos de residuos sólidos, etc., haciendo oídos sordos como administración –que no como Concejalía de Acción Social– a unas normas de convivencia distintas al resto de la ciudad, sin lugar a duda, contribuye a la creación de zonas donde quienes practican la delincuencia se sienten seguros y protegidos al considerarlo como territorio propio. El anonimato, la facilidad para entrar y salir del barrio, la falta de vigilancia y la seguridad que les otorga los códigos de silencio entre sus vecinos son un caldo de cultivo perfecto.

El Ayuntamiento es la institución más cercana a los ciudadanos y es necesariamente quien primero tiene que demandar, del resto de actores institucionales, las soluciones que eviten conflictos en la población, pero, también, y al mismo tiempo, viene obligado a aplicar sus propias normas y ordenanzas. Y especialmente a diseñar y proyectar ciudad.