Manuel López Camarena

El Yelmo de Mambrino

Manuel López Camarena


El COVID y el 'procés' siguen imparables

22/10/2020

Un millón de contagiados y algo más de 50.000 muertos, pese a la tozudez de las autoridades sanitarias nacionales de no reconocer que sus cifras están capadas desde el principio, es el panorama que a estas fechas ofrece la pandemia por COVID-19 que azota al mundo y que de descontrolarse más de lo que ya está, podría causarnos quebraderos de cabeza -metáfora- y de salud y vida -real- que ni imaginamos. Y es que las cifras mencionadas se refieren a España, que parece estar luchando más por mantenerse en su privilegiado puesto inmediatamente detrás de los grandes países afectados por la enfermedad que por mejorar la realidad del día a día e intentar aguantar hasta que, si es que llega el día, la ciencia pueda poner en el mercado una vacuna o unos caramelos sin azúcar, lo digo por los diabéticos como yo, que ayuden a los sanitarios a controlar, minimizar y curar la enfermedad y, a la vez, acabar con el maldito bicho.
Europa, toda, con ligeras diferencias y resultados por días, está en una situación realmente grave, en la que nada indica que la cosa vaya mejorando y prueba de ello es el acojone general de políticos y científicos que, con horror disimulado, ven las cifras crecer. Veremos qué resultados se van consiguiendo con los toques de queda y demás fórmulas para intentar cortar el desmadre de las gentes, aunque cierto es que la mayoría de nuestro entorno, el entorno europeo digo, cumple como lo que es, civilización, pero, claro está, no todos somos civilización en el sentido que lo digo.
Cambio de tercio. Ayer hubo horas extras en el Congreso. Había que discutir la moción de censura que Vox había planteado contra los gobernantes actuales, PSOE, Podemos y demás grupos y grupúsculos, más o menos demócratas y más o menos radicales y cercanos incluso al mundo del terrorismo etarra, ese que nos causó hace unos años casi 1.000 muertos, destruyó la convivencia en el llamado País Vasco, y sigue jugando con Madrid vendiendo, como mercaderes de la peor estofa, los votos que les regala una ley electoral injusta para con el resto de España. La moción, salvo que hoy el Congreso saltase por los aires como un Krakatoa o un Vesubio cualquiera, está -se vota hoy- condenada al fracaso desde el mismo momento en que la idea surgió en alguna mente dirigente de Vox, y además, inadvertidamente, se veía que igualmente podía dar una gloriosa oportunidad a Pedro Sánchez para desplegar su mentirosa verborrea y machacar, en lo posible, a la oposición conservadora. Al final, tras mucho argumento y mucha palabrería sobradamente conocida, sirvió para que los conservadores, ávidos de marcar distancias con Vox, como si esto fuese necesario, se despellejaran entre ellos, que es la trampa y el fin perseguido por Sánchez e Iglesias desde que la actual legislatura echó a andar. Mientras Casado, Abascal y Arrimadas no entiendan que cada uno es cada uno y que, dice el refrán, el mayor desprecio es no hacer aprecio, los trileros de la izquierda les seguirán ganando todas las partidas.
P. D. Cómo se nota que en Cataluña el COVID-19 ha pegado bien fuerte, ya que hasta se ven grupos de jueces que no huelen dónde hay traidores y golpistas. Sí han visto, dicen, que el mozo mayor obedecía órdenes; muchos creíamos que el teniente coronel Tejero, el del 23-F, también y desde más alto.