Manuel López Camarena

El Yelmo de Mambrino

Manuel López Camarena


PSOE y Cs cogen trabajo extra

11/03/2021

Nada, que no tenemos arreglo. Resulta que ayer, como si de una plantación de setas de crecimiento acelerado se tratase, se apropió de España una especie de terremoto político de grado 8-9, al menos, que ponía patas arriba, o más la situación en nuestro país, de por sí más atribulado de lo que suele ser normal es estos tiempos y en nuestras tierras europeas occidentales. Ya saben que el momento internacional es, posiblemente, el peor desde, al menos, la Segunda Guerra Mundial. Pandemia global con millones de contagiados y muertos; crisis económica e industrial que tiene parados y a medio gas a millones de trabajadores; cientos de miles también de mentes de humanos, sin distinción de sexo, que parecen estar perdiendo parte de su raciocinio, porque resulta que el COVID-19 ataca no sólo a los pulmones y demás órganos y funciones digamos normales, sino que le da la vuelta a cerebro, como si de un calcetín se tratase, y pone las mentes como del revés, cosa que se me antoja como el postre de esta desgraciada cena a la que, sin ser invitados, estamos asistiendo, cada uno de los miles de millones de seres humanos desde nuestra particular atalaya. 
Y en esta situación, ¡maldito juego!, en la que la pretendida leve mejoría que después de un año está experimentando la situación, calamitosa en verdad, y en la que no sólo no se puede cantar victoria aún, ni siquiera parcial, y que, muy posiblemente, jorobaremos o jorobitaremos, ambas del verbo jorobar, dada nuestra tendencia a autoflajelarnos en ocasiones duras y concretas, resulta que como nos sobra de todo, hasta capacidad de respuesta vacunal, ¡tururuuuuu!, el patio de locos que es nuestra política, la que dice está para hacernos felices a todos, va y se sobresalta como si hubiese entrado pollo nuevo en gallinero agostado, y nos suelta, a todos los españoles, incluso a los que no quieren serlo o no merecerían serlo, que hay tres mociones de censura en marcha contra el PP en Murcia, el detonante; en Madrid; y en Castilla y León y una convocatoria de elecciones regionales anticipadas en Madrid, la capital moderna del viejo reino. O sea, que como éramos pocos, parió la abuela, y paréceme a mí, que soy bien pensado por principio y por final, que la abuela abrió canal y vertió las aguas sucias del trapicheo político, eso que llaman, sin serlo, democracia, del lado, o en cá, del PSOE, partido sin para esto atisbo de moral y que lo mismo pacta con los que vienen de ETA, como con lo mejorcito de Cataluña, incluidos los que enterraron al inventor de las motos Bultaco. Pero toda traición digamos a, de, por, para… necesita acompañantes, socios, coleguitas y en eso se ha revelado como uno de los mejores y más eficaces, ese partido, Ciudadanos, a caballo entre el pacto sucio y la traición a medias, que se creyó que venía a, si no a salvar la situación en España, incluida la isla Perejil, a mediar lo posible para, principalmente, darle sueldo a unos pocos y, de rebote, creerse que habían puesto una pica en Flandes, como los viejos Tercios. 
Y así están las cosas. La pandemia ha suavizado la presión sobre España, pero sigue exigiendo mucho, más de lo que una mente normal puede dar, si tiene que lidiar varios miura de la categoría de esta pandemia; el actual juego político normal del día a día y no digamos el sucio; ciberterrorismo contra el Estado (SEPE), etc. O sea, que mucho, que los políticos, empezando por los escondidos y camuflados que tiene Sánchez colocados en este gobierno y que sólo aparecen para trincar el sueldo, deberían tener un mínimo de responsabilidad y sentido común -unos y otros, ¡eh!- y dejarse de estar 365/24/7 maquinando para ver cómo quitar a estos y ponemos nosotros, que es, digo yo, aquello de que, habiendo ganado en Cataluña, no tuvieron ni cacúmen, ni valor, para gobernar…, o al menos intentarlo, o es que era la manera ‘made in Ciudadanos’ de abrir la puerta, mejor el portón, a los separatistas.