Escolástico González

Fontanería Pública

Escolástico González


Envidia sana. Nuevamente Toledo

14/03/2022

La envidia mata, corroe, encoleriza, produce animosidad, rencor, codicia, etc., es uno de los pecados capitales capaz de producir otros pecados mortales. La envidia sana, al contrario, produce alegría, se diferencia en que nos alegramos de lo que el otro tiene y nosotros no tenemos. Pero, no nos engañemos, ni con el cristianismo, ni con la filosofía, ni con las emociones o los sentimientos, da lo mismo, la envidia es anhelar lo que tiene el otro, lo que sucede es que, para ser políticamente correctos, la adjetivamos con la palabra sana.
Este sentimiento de alegría es lo que hoy lunes tiene el concejal de Promoción Económica de Ciudad Real, el presidente de la Cámara de Comercio de la provincia, la alcaldesa relevada, y la actual, el presidente de la Diputación y tantos alcaldes más de la provincia de Ciudad Real al leer el viernes pasado la noticia de que Talavera de la Reina, en Toledo, ha comprado todas las papeletas para el sorteo que está celebrando el gigante tecnológico Meta (Facebook) para instalarse en la ciudad con una inversión prevista de 1.000 millones de euros, y la creación de 250 puestos de trabajo directos y 750 indirectos. Por ello, hoy, es obligado comprender el sentimiento de envidia sana por no ser, ni su ciudad, ni su provincia, los adquirentes de las papeletas. 
Enhorabuena a la alcaldesa de Talavera, a la ciudadrealeña consejera de Economía y Empresas, y al presidente Page, por su gestión para conseguir situarse en la casilla de salida de una de las inversiones de más futuro que tiene España en estos momentos. Las cosas no son gratuitas y estoy convencido de que es fruto del trabajo, la dedicación y el esfuerzo colectivo de muchas personas durante un largo proceso de selección. Pero, dicho esto, no puedo evitarlo, como ciudadano me invade también, igual que a nuestros representantes locales y provinciales, la sana envidia de que ni siquiera nos hayamos enterado de ello en su momento -en el inicio de la prospección- de que no hayamos participado, de que nuestra capacidad logística –a pesar del AVE en Ciudad Real y Puertollano, la cercanía en tiempo de viaje con Madrid, un aeropuerto internacional, la disponibilidad de suelo industrial programado y desierto, y la sede de la Universidad regional– no sean suficientes atributos para poder optar a estas inversiones porque nos falta la capacidad estratégica del posicionamiento y del conocimiento.
Al comparar la provincia de Toledo y Talavera de la Reina, con la provincia de Ciudad Real y con la capital, es difícil encontrar diferencias significativas, de manera objetivada, a favor de Toledo que no sea la cercanía con Madrid, y que no es el caso de Talavera de la Reina, en detrimento por ejemplo de la capital de Ciudad Real. 
Puede haber argumentos de carácter subjetivo, pero desde luego no se da, como suele ser habitual, el argumento de la elección de Talavera para hacer una compensación y mantener el equilibrio territorial porque, Ciudad Real, vuelve a quedarse ausente de la toma de decisiones iniciales. Pudiera ser, de que exista el sentimiento del equilibrio, y del reparto de las inversiones, que no lo dudo, pero otra cosa bien distinta es la realidad política, la de los hechos, y esa depende, muy mucho, de otros factores políticos que no tiene la provincia y menos la ciudad. Llegado a este punto político, donde se pierde la objetividad proclamada en los documentos, y el equilibrio es, el de las personas y su color, me invade entonces otro sentimiento, otra emoción distinta a la envidia sana y que es: el de la tristeza por el abandono de Ciudad Real capital. La tristeza por la soledad de los representantes políticos. 
Es el sentimiento de tener una Cámara de Comercio que perdió a uno de sus mejores activos en comercio internacional en favor de la región y que, desde entonces, la Cámara, sólo sabe organizar cursos de tercer orden; la tristeza por un pacto de gobierno en la alcaldía de la capital que nos aleja del poder; la constatación de una Diputación volcada en la gestión diaria de proyectos locales en los municipios, de carácter cultural, social y turísticos, de alto contenido político para mantener el poder, pero sin relevancia económica para una provincia que se desangra poblacionalmente y una capital que empieza a retroceder. 
Cuando la estrategia de promoción económica de la capital de la provincia está basada exclusivamente en el objetivo cortoplacista de la creación de un suelo industrial, realizado por terceros, en este caso SEPES, para atraer empresas sin ninguna otra consistencia, cuando determinadas infraestructuras son un lastre y otras una promesa en el tiempo, cuando lo importante es lo accesorio y lo que prima es mantener la cota de poder para seguir sobreviviendo políticamente, suceden estas cosas: que la envidia nos corroe por dentro aunque la adjetivemos de envidia sana.