Antonio Maroto 'apaga' la luz

Manuel Espadas
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El propietario de la emblemática tienda de la calle Toledo se prejubila en febrero después de 50 años atendiendo las necesidades de los ciudadraeleños en electricidad e iluminación

Antonio Maroto, en su establecimiento. - Foto: Rueda Villaverde

Si en casa hacían falta bombillas, un enchufe, pilas o una lámpara, uno iba a Maroto. Hablar de Maroto es hablar de electricidad, un apellido que forma parte de la historia de Ciudad Real y, más aún, de la vida de los ciudadrealeños. Por ello, cuando muchos vecinos han pasado estos primeros días del año frente a la tienda, situada en la calle Toledo, se han sorprendido al ver el cartel de 'cierre por jubilación' pegado en el cristal del escaparate. Al leer esas tres palabras, junto a otro letrero más pequeño que reza 'Antonio Maroto les agradece la confianza depositada durante todos estos años', los sentimientos que afloran son una mezcla de sorpresa, tristeza y resignación, porque los años pasan para todos, incluso para uno de los establecimientos con más solera y tradición de la capital. Cuando expire febrero, Antonio Maroto Electricidad 'apagará' la luz de manera definitiva después de 50 años 'iluminando' Ciudad Real.

Su propietario se prejubila, poniendo punto y final a la estirpe de los Antonio Maroto vinculados a la electricidad. Hace casi un siglo su abuelo, de nombre también Antonio, dejaba Valdepeñas para abrir un negocio de instalación eléctrica en la capital. Con él trabajaron sus hijos, que heredaron la tienda situada en la calle Postas. Uno de ellos, también de nombre Antonio, abría su propio establecimiento en la calle Toledo, el actual, negocio que a su vez traspasaba a su hijo, Antonio, tercera generación de los Maroto. Y hasta aquí, porque sus dos hijos, uno director de hotel y la otra abogada, tomaron caminos profesionales muy diferentes.

«Ha sido una decisión difícil, porque esto me gusta y lo llevo en las venas, pero creo que es el momento», dice convencido Antonio Maroto, que agradece la confianza que durante todos estos años le han demostrado sus fieles clientes. «Leen el cartel, entran y me preguntan que cómo les abandono ahora, que dónde van a ir a comprar, que me lo piense», reconoce con emoción.

Antonio Maroto, en su establecimiento.Antonio Maroto, en su establecimiento. - Foto: Rueda VillaverdeTomada la decisión, sin marcha atrás, ahora su gran deseo es poder traspasar el negocio, para que su barrio siga teniendo un lugar para comprar artículos de electricidad. «Es un negocio que funciona muy bien, y yo lo pongo fácil, pero está siendo complicado encontrar a alguien. Es un negocio muy personal, sacrificado, para el que no vale cualquiera, que exige entender de electricidad, pero es muy gratificante y funciona bien». Por ello, no quiere cerrarlo ni 'liquidarlo', palabra que no le gusta utilizar, sino traspasarlo. «Si no, pues tendré que alquilar el local, porque a partir de ahora tendré que vivir de ese alquiler».

Y ahora, a disfrutar de su 'nueva' vida: de su tiempo, de su familia, de sus olivos en Carrión y de su pasión por el ciclismo. Antonio Maroto se lo ha ganado.