Escolástico González

Fontanería Pública

Escolástico González


Dominicas y Terreras. Dos conventos vacíos

21/03/2022

También la Iglesia, más en concreto la Diócesis de Ciudad Real, mantiene edificios cerrados sin actividad social, ni económica, ni religiosa. En concreto, la ciudad tiene dos edificios, uno histórico y otro moderno, de antiguas congregaciones que han estado en la ciudad durante más de seis siglos y que se encuentran cerrados. Dominicas y Terreras abandonaron la ciudad en el 2013 y 2009, las primeras camino de Córdoba y las otras camino de Sevilla, y, a día de hoy, sus conventos están a la espera de alguna decisión por parte de sus respectivas propietarias. Es una responsabilidad de la Diócesis y el Ayuntamiento de Ciudad Real buscar una solución a ambos edificios para darles el uso adecuado una vez que la actividad religiosa y monástica ha desaparecido. 
El convento de las dominicas, situado entre los barrios más desfavorecidos y necesitados de la de la ciudad, San Martín, La Granja, la barriada de Virgen de la Cabeza y Pío XII, está construido sobre una finca urbana que ocupa toda la manzana y que consta de dos edificaciones perfectamente diferenciadas, la capilla o iglesia de San Martín De Porres y el convento propiamente, junto con un amplio patio interior (Huerto del convento de unos 10.000 metros cuadrados) rodeado de un importante número de cocheras de alquiler que servían para reportar ingresos extraordinarios  a las monjas,  y, que, por su reducido tamaño para los actuales vehículos, están destinadas a almacenes de usos múltiples presentando un aspecto bastante desaliñado por la calle del Molino del Emperador, sin acerado, sin señalización y difícil acceso
El convento es un espacio ideal para ser destinado a fines sociales de la ciudad y, en especial, para dar soporte a las actividades que demanda la zona más desfavorecida y empobrecida de Ciudad Real y donde fue construida la última parroquia de la Diócesis, San Juan Bautista, que, por cierto, será vecina pared con pared del pabellón de ferias y muestras más importante del sur de España. Es lo que tiene el urbanismo de Ciudad Real. 
Las edificaciones actuales del convento admiten muchas posibilidades de uso inmediato, incluso manteniendo el culto religioso en la capilla, tales como: centro social y cultural, centro de acogida, centro de día, albergue, transeúntes, etc., pudiendo incorporar toda la zona de huertos al Parque de la Iglesia creando un amplio espacio verde en la zona más degradada urbanísticamente de la ciudad.  Los usos sociales y zonas verdes pueden ser un destino perfecto del actual convento a la ciudad como compensación al expolio sufrido en 1969 con la desaparición del viejo convento de la Calle de Altagracia y que hoy formaría parte del patrimonio histórico de la ciudad, si no hubiesen sucumbido, la diócesis, la congregación y el propio Ayuntamiento, a la especulación urbanística de la época con la enajenación de un edificio del siglo XV, patrimonio de toda la ciudad, después de seis siglos de presencia.
El otro convento, el edificio de las Concepcionistas Franciscanas, conocidas cariñosamente como Las Terreras, ya fue motivo de comentario en varios artículos anteriores en este mismo diario en fechas de 19.11.2018 con la sugerencia de convertirlo en parador de turismo y que pueda aportar valor económico a la población en un sector donde Ciudad Real se encuentra en precario por la destrucción del patrimonio arquitectónico e histórico durante el siglo XX. Por su ubicación, por dimensiones y por su planta, lo hace idóneo para la actividad hotelera y turística. 
Mantener cerrado sin usos, sin actividad y desacralizado, un espacio como el Convento de las Concepcionistas Franciscanas, que su restauración, tarde o temprano, por el deterioro que sufra, tendrá que realizarse con impuestos ciudadanos, lo mismo que ha sucedido hasta la fecha con su restauración, es un desatino, lo miremos por lo civil o por lo religioso. Igualmente sucede con el otro Convento de Las Dominicas, tenerlo sin uso con las necesidades que existen en la ciudad y más en concreto en los barrios donde se ubica es un despropósito que atenta contra los principios sociales y religiosos.