Ángel Villarino

RATAS DE DOS PATAS

Ángel Villarino


Playas donde no hay playas

19/05/2023

Una cosa son los discursos en abstracto y otra muy diferente su aplicación. Esta evidencia, que entiende cualquiera que haya pasado un tiempo trabajando en una empresa o una administración pública, estalla con clamor en la política. Existe, por ejemplo, un discurso sobre el ahorro de agua, la austeridad responsable, la sequía y el cambio climático. Y luego una realidad que gestionar. A la hora de regar, pero también de permitir el llenado de piscinas o de crear monstruosos desarrollos turísticos para convertir cualquier secarral en una escena de Avatar.
La polémica sobre el macroproyecto turístico frente a Doñana estalló hace solo unos días. Resulta que mientras los científicos advierten de la desertificación del país, mientras los ecologistas se tiran de los pelos por la situación de los parques naturales, mientras los políticos utilizan el problema para su eslogan electoral, hay unos tipos que están planeando forrase levantando una urbanización con campos de golf nada menos que en Trebujena. Todo rodeado de césped y enormes lagos artificiales. Es lógico. Cuando los proyectos llegan a la mesa, el que firma su ejecución ve trabajos, actividad económica y votos. La sequía y el cambio climático se convierten de golpe en problemas muy lejanos como para preocuparse por ellos.
Hay casos parecidos casi en cada comunidad autónoma. Ahí está el proyecto de crear la playa artificial más grande de Europa nada menos que en Guadalajara. Se habla de 25.000 metros cuadrados rodeados de una "lámina de agua", con una playa urbana llamada Alovera Beach: cerca de 15.000 kilómetros cuadrados de espacio para poner la sombrilla. Y 1.000 aparcamientos para facilitar el desembarco de los turistas. Como en cualquier proyecto con ínfulas, siempre hay maneras de justificarlo. El marketing puede convertir en sostenible hasta una mina de carbón en el Amazonas. Pero al ciudadano que le piden que acorte el tiempo de ducha y ponga las lavadoras en modo ECO se le queda la sensación de que le están tomando el pelo.