Fernando Lussón

COLABORACIÓN

Fernando Lussón

Periodista


Todo parecerá poco

04/07/2025

Cada cosa en su sitio. El sábado, el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, dará a conocer en el Comité Federal de su partido el nombre del nuevo secretario de Organización que remplazará a su predecesor, Santos Cerdán, encarcelado por una trama de comisiones ilegales ligada a la concesión de obras públicas en las que también estén implicados quien fue su antecesor, José Luis Ábalos, y el amigo de ambos, Koldo García. El 9 de julio, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, comparecerá en el Congreso para presentar una batería de medidas para combatir la corrupción política.  Sin conocer las iniciativas que presente en los dos ámbitos se puede dar por descontado que las medidas serán consideradas insuficientes por los socios del Gobierno y parlamentarios y, por supuesto, por la oposición.

Los primeros se encuentran en una posición muy delicada y contradictoria, mientras que temen que la proximidad a Sánchez pueda perjudicar sus intereses y se les considere, como hace el PP, cómplices de un gobierno corrupto, pero tampoco están dispuestos a retirarle el apoyo y provocar un adelanto de las elecciones, porque la alternativa es un gobierno formado por el PP y la ultraderecha que deshará la obra social de los últimos años. Sin embargo, dentro de estos partidos son cada vez más las voces que rechazan el argumentario socialista porque supone adentrarse en un territorio en el que se está a punto de cometer un fraude democrático al hurtar a la ciudadanía que exprese sus preferencias. De hecho, también rechazan que Sánchez presente una moción de confianza para no tener que respaldarle. Con sus dudas sobre el futuro de la legislatura, sin ganas de sacar adelante los Presupuestos Generales del Estado y con una situación en la que cada vez de forma más manifiesta Junts ejerce como partido de derechas y no deja de poner exigencias encima de la mesa -la última un CGPJ propio-, resulta cada vez más impensable que Sánchez pueda terminar la legislatura.

En esta tesitura, el Comité Federal del. PSOE podrá cambiar nombres, endurecer un código ético ya existente, introducir contrapesos para vigilar que los máximos dirigentes del partido no puedan cometer fechorías y cualquier otra medida de carácter interno para aumentar los controles,  pero todo volverá a quedar sometido al albur de nuevas revelaciones bien de los integrantes del 'triángulo tóxico', bien por las actuaciones judiciales y policiales que buscan fijar los contornos de la corrupción con la línea insalvable de la financiación ilegal.  

Y lo mismo ocurrirá en la sesión parlamentaria y la batería de propuestas contra corruptos y corruptores que Sánchez presente que la oposición considerará insuficiente porque para el PP y Vox la única medida que limpia la corrupción de tres personas, que por elevación ensucia todo el partido, es la convocatoria de elecciones anticipadas y la desaparición de Sánchez de la vida política.   

Con el Manual de Resistencia cada vez más agotado, con propios y extraños cada vez más sorprendidos por la brecha de corrupción que se ha abierto en el PSOE, no es descartable que Sánchez pueda sorprender con alguna maniobra con la que vencer la sensación de que la legislatura ha entrado en fase de agonía. Ni la aceleración de la agenda social, que demandan sus socios, parece suficiente para recuperar la credibilidad.