Carlos Rodrigo

Entre columnas

Carlos Rodrigo


Tajo: y mientras tanto, haremos lo de nunca

14/07/2025

Entre sauna y sauna el Tajo. Entre encuesta y encuesta. Entre reproche y reproche. Entre mezquinas luchas de poder y sonrojantes «sálvese quien pueda». Entre líneas rojas y rojos sin línea. Entre sarcasmo e ironía. Entre palabrería hueca y paliza al Real Madrid. Todo sigue. Todo pasa. La sensación de que los políticos hablan, insultan, se miran al ombligo y el tiempo trota. 
Demasiado preocupados con asaltar el poder, con dar pena, con insultar el otro. Con tirarse las miserias a la cara. Narcos, putas, mordidas, feminismos trasnochados, vergüenza ajena, desvergüenza propia. Y palabras, muchas palabras, mucho discurso huero, vacío, sinsustancia y agotador. Mucho dolor de cabeza. Mucha reacción sobrevenida a hechos consumados. Mucho llegar tarde por no haber estado nunca. Mucha sensación de demasiado jefe para tan poco asunto, tan poca influencia real. 
Todo es competencia de otros. Nada puede cambiarse, mucha amenaza de demanda judicial. Poca actividad. Mucha promesa de cambio para que todo siga igual. 
Noticia. Alarma. Indignación. Que pase el tiempo. Mala memoria y a otra cosa. Y siempre las mismas caras. Y siempre otras caras. Y siempre el mismo fondo. 
Y el Tajo sigue igual. Cada día un poco peor. En marzo un canto de cisne. Diez veces de caudal superior al habitual. Una playa. Unas duchas. Un regalo de la naturaleza a Toledo. Cuatro meses después el secarral sucio de siempre. Y los políticos... No tengo información al respecto. Mi postura es muy clara respecto al agua. Las altas temperaturas evaporan. Bajada general de los caudales. Obviedades. Palabras. Palabras. Que ni siquiera se lleva el viento. Que se estancan y se pudren en el agua. 
Nadie se equivoca cuando hace nada. Y desde el puente se ve la arena. Y desde el puente se ve el lecho, las ramas. El penúltimo neumático que se impone como un anillo de boda negro reivindicando un nuevo aniversario de dejadez y desidia. 
Hasta el próximo discurso de saunas, de encuestas, de solidaridad, de tú a mí no me vas a dar lecciones de ética, de yoísmo, de mismidad, de nosotros ya hemos demostrado, de yo sí puedo presumir de lecciones de principios, de valores. De agarrarse a la poltrona. Porque a donde voy a ir si no vivo de la política, ¿a darme un baño al Tajo?, ¿A calibrar trasvases de ética?
No me brota más que este triste remedo de los versos de Zorrilla
Tajo
Sucio, ruinoso, solo y olvidado,
Ajado ya su cuerpo entre la arena,
Aquí boquea el Tajo abandonado,
Politizado de tientos y turbión.
Mal envuelto en el manto de sus reyes,
Aun asoma su agua corrompida;
Esclava, sin soldados y sin leyes,
borboteando agonizante al pie de su blasón.
Hoy sólo tiene el cercenado nombre,
Parodia con que cubre su vergüenza,
Parodia vil en que rememora el hombre
Lo que de Río renombrado fue.
Está el Tajo aquí: yace tendido
En el polvo, sin armas y sin gloria,
Monumento elevado a la memoria
Del otrora río inmenso que se trasvasó.
Era el Tajo denuedo:
Hoy conserva solamente
Cieno en la caduca frente,
Y dentro del alma: miedo.