Jesús Fuentes

ÁNGULOS INVERTIDOS

Jesús Fuentes


El valle de las hadas

04/07/2025

Durante tiempos geológicos, volcanes, vientos, aguas y erosión se transformaron en arquitectos  que diseñaron un paisaje mágico. Un lugar para ser habitado por seres de fantasía como las hadas. Ese paisaje conforma  en la actualidad la región de Capadocia, frontera con Mesopotamia y Anatolia, antiguos territorios  de culturas refinadas, de creencias sofisticadas y de feroces guerreros. Enclavada en la actual Turquía, Capadocia  alucina e  impresiona y nos invita a soñar con ese tiempo irreal en el que seres extraordinarios habitaban lugares excepcionales de la tierra. 
Al valle de las hadas llegaron los humanos  en uno de los frecuentes movimientos de poblaciones que migraban de un lado para otro.  Al descubrir el paisaje  algunos humanos se quedaron a vivir junto a las hadas. Pero el jefe de los humanos prohibió toda posibilidad de mestizaje. Porque sí un hombre se mezclaba con un hada, el resultado sería un ser monstruoso. Durante tiempos dilatados la convivencia resultó feliz e inalterable para ambos. Los humanos se adaptaron vivir en los territorios de las hadas y las hadas se acostumbraron a las excentricidades de los humanos. Excavaron montañas, construyeron bajo tierra y en las arquitecturas creadas por los elementos naturales fundaron sus hogares. De vez en cuando eran sacudidos por agresiones de fuego y botín. Cuando eso ocurría  se ocultaban en  las profundidades de la tierra hasta que los peligros desaparecían. 
Pero llegó un tiempo confuso y la prohibición de la mezcla se relajó. Un hada y un humano se enamoraron por la atracción de lo prohibido. De la unión embriagadora, tal como había profetizado el chaman primario, nació un monstruo, mitad humano, mitad hada; mitad demonio, mitad ángel. Un hibrido que quebraba el equilibrio mantenido durante milenios. Para detener el contagio los humanos decidieron perseguir a las hadas. La extrema violencia hizo su aparición y la vida, antes dulce, antes paradisiaca, quedó interrumpida. A fin de evitar su desaparición las propias hadas buscaron soluciones para su supervivencia.  Y encontraron una salida: convertirse en palomas. Desde entonces en el valle de las hadas las palomas van y vienen, vuelan en todas  direcciones. Y algunas, arriesgadas, emigran hacia las grandes urbes donde suelen desaparecer por la contaminación o por una campaña de extinción programada.