La Inteligencia Artificial (IA) es la revolución más importante de la tecnología desde que surgió la informática. Esta tecnología que tanto nos fascina y nos desconcierta ha llegado para quedarse. En Comisiones Obreras (CCOO) son conscientes de las oportunidades que conlleva la digitalización, pero también de los riesgos. Por ello, el próximo 19 de octubre el sindicato ha organizado una jornada, bajo el nombre de 'Digitalización y relaciones laborales: retos de la acción sindical', que tendrá lugar en el edificio Sabatini del campus de la Fábrica de Armas de la UCLM en Toledo. El objeto es formar al mayor número de delegados y delegadas en digitalización e Inteligencia Artificial, pues serán los encargados de introducir estos conceptos en los convenios colectivos empresariales.
La secretaria de Acción Sindical de Comisiones Obreras Castilla-La Mancha, Nunzia Castelli, informó de la organización de la citada jornada y recordó que, en solo un año, las empresas de Castilla-La Mancha que acuden a la Inteligencia Artificial para la gestión de sus negocios ha pasado de menos del 3% al 10%.
«Es un fenómeno complejo que tiene un fuerte impacto en las condiciones laborales y en la cantidad y calidad del empleo y que se está produciendo a una velocidad acelerada», dijo Castelli, que añadió que en este asunto, «más que nunca nos tenemos que anticipar a estos cambios» y trabajar, conjuntamente, patronal, sindicatos y Administración en el marco del diálogo social y la negociación colectiva.
Más concretamente en la digitalización de las empresas, Castelli lamentó que, según un estudio realizado por CCOO el pasado año, se detectó que de los 87 convenios sectoriales provinciales vigentes, solo siete (un 21%) contenían cláusulas que hacían referencia a la digitalización, pero «en la mayoría de los casos eran meras referencias a la legislación o principios que casi no aportaban nada».
Riesgos. Entre los riesgos, la dirigente sindical puso como ejemplo la utilización de la IA para seleccionar personal o sancionar a los trabajadores. «Entendemos que aquí tiene que haber control humano sobre el uso de esa tecnología. No valen las decisiones automatizadas que deciden el destino de los trabajadores», dijo.
Otro riesgo es controlar la información que se usa y cómo se hace porque «los algoritmos, al usar datos de la realidad, tienen sesgos. Si los datos que se recopilan son sesgados, acabaremos profundizando en las discriminaciones». También, concluyó Castelli, el uso de esta tecnología puede suponer la invasión del derechos a la intimidad personal o familiar o el derecho al descanso.