Hoy, 2 de febrero, es el Día Mundial de los Humedales. «Pero poco hay que celebrar», comenta con rotundidad Rafael Ubaldo Gosálvez, miembro del  Grupo de Investigación Geomorfología, Territorio y Paisaje en Regiones Volcánicas (Geovol), organismo que estudia la situación hídrica y el censo de aves en estos espacios protegidos que no pasan por uno de sus mejores momentos. Las últimas lluvias no han sido suficientes para paliar la situación de sequía de los últimos años, por lo que «solo el 30 por ciento de los humedales de la provincia, en los que se incluyen lagunas y embalses, afrontan su día mundial con algo de agua», lamenta Gosálvez. Es el caso, por ejemplo, de la Laguna Navaseca, en Daimiel o de La Inesperada de Pozuelo de Calatrava, que «tiene la ventaja o desventaja de que recibe las aguas pluviales del pueblo. Agua que va canalizada a la laguna», argumenta el también profesor de  Geografía. 

Entre los humedales de mayor importancia, Gosálvez señala el Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel, que sobreviven por la activación de los pozos de emergencia. Gracias a ellos, este espacio natural manchego cuenta con «algo más de 100 hectáreas encharcadas» de las más de 1.800 que conforman la superficie inundable. El objetivo es mantener húmeda la zona de turbas y evitar que se incendien como así pasó en el año 2009, cuando el subsuelo empezó a arder por falta de agua. Otro humedal por excelencia de la provincia es el Parque Natural de Las Lagunas de Ruidera, «hoy con agua», puntualiza Gosálvez.   

El estado óptimo de las lagunas depende, y mucho, de las condiciones meteorológicas. Así, en años hidrológicos «muy buenos» como fue el del 2009-2010 o el del 1995-1996, en los que se registraron abundantes precipitaciones, «prácticamente todas se encontraban funcionando». Pero eso no es fácil. Contemplar esta imagen supone tener un año importante de lluvias, y en los  últimos años no ha caído agua suficiente para ello.