José Rivero

Doble Dirección

José Rivero


Eufemismo constitucional

11/10/2023

Un eufemismo es, según algunas acepciones frecuentes, una palabra o expresión menos ofensiva que sustituye a otra de mal gusto que puede ofender o sugerir algo no placentero o peyorativo al oyente. También puede ser, el repetido eufemismo, la palabra o expresión que sustituye a nombres secretos o a nombres sagrados para evitar revelar estos secretos a los no iniciados y al público en general.
Fueron eufemismos francos los aplicados en el pasado a la empresaria alemana Corinna Larsen, también Corinna zu Sayn-Wittgenstein, llamada entonces 'amiga del Rey [emérito]' y hoy, abiertamente –tras el fracaso de la demanda en Londres contra Juan Carlos I– conocida como 'la amante del Rey [emérito]', perdiendo condición de espíritu a carne carnal. Con la caída del velo del pudor políticamente correcto, hablamos de Corinna Larsen, ya abiertamente como amante, querida, concubina, coima o manceba del emérito. Perdido el pudor vuelve el lenguaje preciso y libre de protecciones.
Algo parecido –otro eufemismo cabal y no justo– viene ocurriendo con la llamada y la no llamada amnistía. Digo 'no llamada' en la medida en que al presidente de gobierno en funciones, Pedro Sánchez, le ha costado dos meses de circunloquios y otros tantos días de eufemismos galopantes, hablar directamente de la amnistía en la reunión de dirigentes europeos de Granada. Y aquí, la segunda acepción de la amnistía – «palabra o expresión que sustituye a nombres secretos o sagrados para evitar revelar estos a los no iniciados»– adquiere plena entidad. Habíamos pasado de hablar del 'alivio penal', de la 'rebaja penal', del 'encaje de la particularidad catalana', de la 'desjudicialización' del problema catalán y de otras tomatadas diversas. Incluso habíamos asistido a un debate –académico y técnico– sobre la ubicación de una hipotética amnistía en el marco de la Constitución, con exégesis deslumbrantes, como la de Xavier Vidal Folch en El País, convertido en una suerte de BOE informativo.
Cuando las premisas jurídicas se embarrancaban, se aducía –por los partidarios del eufemismo constitucional– que no era un problema de técnica jurídica, sino de debate político y de voluntad de gobierno. Dicho en plata, y sin eufemismos, la amnistía es el peaje exigido por las minorías parlamentarias –que lo son por cesión temporal de diferentes diputados del PSOE y de Sumar para obtener grupos propios– para verificar la investidura de Pedro Sánchez. Ni más ni menos. Cuestión, que remarcan muchos, no aparecía en el programa electoral del PSOE en las elecciones de julio pasado. Y de la noche a la mañana –puro eufemismo– surge el mantra de la constitucionalidad de la amnistía.