Vicente Carranza cede a Daimiel una memoria digital con documentación sobre su obra

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El coleccionista se despidió de la vida pública con una conferencia sobre toda su trayectoria

Vicente Carranza, centro, junto a los cuatro alcaldes de la democracia en Daimiel. - Foto: LT

«Cada pieza es una pequeña parte de la historia de la humanidad». Esta frase podría ser una de las elegidas para describir la pasión con la que el coleccionista Vicente Carranza habla de su obra. Se podrían elegir muchas más de entre todas las que pronunció el pasado viernes durante la conferencia El coleccionismo y el coleccionista, que impartía previa a la inauguración del Gabinete del Coleccionista dedicado a su persona en el Museo Comarcal. Y es que precisamente eso, pasión, destilaban cada una de sus palabras: «El coleccionismo es un mundo de conquistas y sufrimiento», alimentado por «la ilusión por conseguir la próxima cada pieza» y cuyo premio es «la emoción que se produce al contemplar siglos de antigüedad».

Arropado por su familia y la Corporación municipal, y habiendo reunido, hecho histórico en Daimiel, a los cuatro alcaldes de la democracia, Apolonio Díaz de Mera, José Manuel Díaz Salazar, José Díaz del Campo y Leopoldo Sierra, más Jesualdo Sánchez Bustos, que ocupó la Alcaldía durante la transición y recientemente nombrado cronista oficial de Daimiel, Vicente Carranza echó el cerrojo a su vida pública con esta conferencia en la que repasaba los logros de su vida profesional mezclados con recuerdos personales. Junto a él estuvieron el director del Museo de Santa Cruz de Toledo, Alfonso Caballero Klink, amigo personal del coleccionista, y la portavoz municipal, María Dolores Martín de Almagro.

Precisamente la edil tomó la palabra en primer lugar para introducir la conferencia y motivar la instalación del Gabinete del Coleccionista dedicado a Carranza en el Museo Comarcal, que pasó de la intención de buscar un lugar donde se pudieran admirar los reconocimientos cosechados por el coleccionista a convertirse en una «pequeña muestra de la historia de la cerámica». Todo ello gracias a nuevas donaciones llegadas desde Talavera, Valencia o Triana hasta Holanda, Portugal o China, la cuna de la cerámica, y que decoran un espacio diseñado por el propio Carranza. Martín de Almagro también tuvo un recuerdo para su mujer, Pepita, «artífice junto a su marido de la Colección Carranza», de quien también valoró su generosidad. Con un recuerdo para su difunto hijo Miguel Ángel Carranza se dio paso a la conferencia.

de daimiel a madrid. Carranza comenzó su alocución recordando sus primeros pasos como coleccionista siendo niño en Daimiel. Alejado aún de la cerámica, comenzó su carrera coleccionando los «cartelitos de colores» de las películas que se proyectaban en el Teatro Ayala. Ya en Madrid, en su adolescencia, billetes de tranvía y metro, entradas de cine y teatro hasta llegar a los ceniceros de cerámica, de los que surgió el germen de lo que hoy es la colección Carranza. Comienza entonces un proceso de investigación y documentación que le lleva a interesarse primero por la cerámica de Talavera, para ir luego conociendo la escuela sevillana, valenciana y catalana, posteriormente llegarían las piezas portuguesas y holandesas. Así, explicó, su vida se ha ido desarrollando entre incontables tratos con «anticuarios y chamarileros» y cientos de visitas a mercadillos de antigüedades en el rastro de Madrid o Las Pulgas en París. «Algo que parte un adquisición pequeña, se acaba convirtiendo en una búsqueda constante de la siguiente pieza», confesó.

Defendió el trabajo del coleccionista en defensa del patrimonio artístico frente al expolio de obras de arte sufrido, «sin que los gobiernos pusieran remedio». Según sus palabras, «un coleccionista le da más valor y autenticidad a la obra en sí», incluso «con mayor precisión que el propio artista», frente a los que consideran el coleccionismo como un arte menor.

Durante la conferencia tuvo también tiempo de recordar el esfuerzo y trabajo que le costó ver sus obras expuestas en los museos de Santa Cruz de Toledo y en los Reales Alcázares de Sevilla, esfuerzos cargados a veces de «los sinsabores y amarguras más grandes de mi vida», confesó. Visiblemente emocionado en ocasiones, también recordó las recompensas a tales trabajos. Entre reconocimientos y nombramientos oficiales, recordó especialmente el momento en que le informaron de que la Casa Real inauguraría su exposición en Toledo. Carranza rememoró aquella noticia como «algo inolvidable, un premio que no esperaba».

También citó como uno de sus logros más importantes conseguir ver su colección expuesta en los Reales Alcázares, una colección que visitan más de un millón de personas al año. Carranza explicó que próximamente se inaugurará una exposición permanente de piezas del siglo XVII de su colección en el Centro de Cerámica de Triana, lo que calificó como «su último sueño cumplido».

daimiel. En la conferencia hubo otro protagonista principal: Daimiel, «que vivió poco, pero que soñó toda su vida». Recordando los años en los que tuvo que abandonar el pueblo, lugar con el que siempre mantuvo un «vinculo emocional», con «poco más que una maleta», agradeció el gesto de la instalación de su Gabinete del Coleccionista en el Museo Comarcal, donde deja su historia como coleccionista y gran parte de sus recuerdos. «Conmovido hondamente» por tal reconocimiento, lo definió como un «homenaje inmerecido, como un amor inesperadamente correspondido». También anunció en ese momento la cesión de una memoria digital con 2.017 páginas con información gráfica y escrita sobre su obra para que quede en el archivo a disposición de la Concejalía de Cultura.

También hubo emocionados momentos para el recuerdo de la periodista manchega y amiga personal Isabel Montejano, compañera en sus años en Madrid y prologuista del libro Arte y Devoción sobre la colección Carranza, y de su hijo Miguel Ángel Carranza, que da nombre a su colección en Sevilla, y del que dijo: «Su recuerdo me exige continuar a pesar de la edad».

Antes de partir hacía el Museo Comarcal, el alcalde le hizo entrega de la llave del Gabinete del Coleccionista y Carranza hizo lo propio con la memoria digital.

Una vez terminada la conferencia, se procedió a la inauguración del Gabinete del Coleccionista. Carranza abrió la puerta de la estancia que recrea el lugar donde el ceramista daimieleño ha estudiado sus piezas, ambientada con muebles del siglo XIX, «época dorada del coleccionismo». En ella se pueden encontrar nuevas donaciones, algunas con 3.000 años de antigüedad, además de las medallas y reconocimientos cosechados a lo largo de su vida, como la Medalla de Honor de Daimiel hasta la de la Ciudad de Sevilla o las de la Real Academia de Ciencias Históricas de Toledo y la de Bellas Artes de Sevilla.