La distribuidora de Iberdrola i-DE, ha revisado durante los seis primeros meses cerca de 2.000 kilómetros de líneas eléctricas en Castilla-La Mancha. En concreto, han sido 1.150 kilómetros de líneas aéreas y 800 de líneas subterráneas. La empresa ha realizado reconocimientos regulares orientados a detectar las posibles anomalías en instalaciones de estas características.

Por provincias, la compañía ha inspeccionado aproximadamente 1.000 kilómetros de líneas en Toledo (660 aéreas y 350 subterráneas); casi 500 en Guadalajara (280 aéreas y 200 soterradas); 250 en Cuenca (180 aéreas y 65 soterradas); y más de 200 en Albacete (30 aéreas y 185 soterradas). Estas inspecciones se centran en elementos como los aisladores, conductores, herrajes o apoyos que pueden haberse visto dañados por fenómenos meteorológicos extremos u obras próximas.

La compañía también ha llevado a cabo revisiones termográficas en sus líneas aéreas. Consiste en el reconocimiento de las infraestructuras eléctricas con helicópteros equipados con cámaras infrarrojas que miden la temperatura de las instalaciones. De este modo es posible detectar aquellos puntos que presentan temperaturas inadecuadas para corregirlos y evitar así interrupciones de suministro.