La Academia de Enseñanza, un centro educativo referente

Rafael Cantero
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El que fuera alcalde de Ciudad Real durante los años 1912 y 1913, Miguel Pérez Molina, fundó en 1895 la Academia General de Enseñanza de Ciudad Real. Era un centro privado de educación moral, intelectual y física que permaneció abierto hasta 1939

La Academia de Enseñanza, un centro educativo referente

El que fuera alcalde de Ciudad Real durante los años 1912 y 1913, Miguel Pérez Molina, fundó en 1895 la Academia General de Enseñanza de Ciudad Real. Era un centro privado de educación moral, intelectual y física al que asistían los hijos de la burguesía de la época y de las familias más pudientes, aunque también contaba con un programa de becas para alumnos que no podían sufragar el coste de los estudios en este centro.

La Academia era un bello y robusto edificio que se encontraba en un amplio solar con una superficie de 1.200 metros cuadrados, ubicado entre la calle Caballeros, el pasaje Pérez Molina y la calle Prado. El edificio, de aspecto severo y amplias proporciones, contaba con tres fachadas, cada una de ellas situadas en las calles citadas. La suma de la longitud de sus tres fachadas era de 115 metros lineales, siendo su fachada principal la que daba a la calle Caballeros.

La edificación constaba de tres alturas y todo su interior se encontraba ventilado por 104 huecos exteriores entre ventanas, balcones y otras aberturas. Fue uno de los edificios más representativos y mejores que tenía en esa época Ciudad Real. 

La Academia de Enseñanza, un centro educativo referenteLa Academia de Enseñanza, un centro educativo referente - Foto: Rueda VillaverdeHacer una detallada descripción de todas las dependencias con que contaba el edificio de la Academia General de Enseñanza es tarea ímproba y harto farragosa, pero sí se puede hacer referencia a que contaba con un amplio vestíbulo y pasillos espaciosos. El comedor y la cocina estaban instaladas en la planta baja, con una capacidad para un centenar de personas. Los dormitorios, situados en la segunda planta, eran amplios y muy bien ventilados, reuniendo las más completas condiciones de salubridad. Contaba con dos salones de estudio, uno destinado a los alumnos de segunda enseñanza y otro para los escolares de primer y segundo año. Asimismo, el centro tenía un museo escolar con 80 cuadros murales que apoyaba las enseñanzas en las distintas materias; ejemplares zoológicos y colecciones mineralógicas de inestimable valor. La biblioteca, situada en el piso principal, contaba con 3.500 volúmenes clasificados, catalogados y organizados conforme a los principios científicos que regían en las bibliotecas del Estado.

Como ampliación al edificio descrito y muy próximo a él, la Academia contaba con un extenso campo de recreo, con un gimnasio higiénico dotado de todos los aparatos más modernos del momento.

La Academia General de Enseñanza estuvo dirigida desde un principio por el propio Miguel Pérez Molina, licenciado en ciencias físico-matemáticas. Gracias al trabajo de Pérez Molina, y todo su claustro de profesores, la Academia fue creciendo en número de alumnos año tras año y su prestigio se fue extendiendo por toda la provincia de Ciudad Real y territorios limítrofes, llegando en poco tiempo a convertirse en una de las mejores y más cualificadas academias de España.

La Academia General de Enseñanza estuvo en funcionamiento durante 44 años, siendo cerrada en 1939. En el edificio, posteriormente, tuvieron su sede la Diputación Provincial, el Casino y el Gobierno Civil, hasta que construyeron sus propias edificaciones.

Tras la demolición del edificio y sobre el solar resultante, se construyó con posterioridad el Museo Provincial de Ciudad Real.