Comisiones Obreras celebró ayer su homenaje a los abogados de Atocha que fueron asesinados en 1977. Esta edición de su 35 aniversario poco se pareció en las formas a los homenajes de años anteriores en la región, cuando la Junta organizaba unos premios con este nombre, montaba un buen decorado, contrataba una actuación musical de acompañamiento y llenaba una nave de la Universidad con cientos de invitados. El acto de ayer fue más humilde y no contó con la colaboración del Gobierno. Pero como no hay mal que por bien no venga, el hecho de que no haya habido un premiado en 2012, ha permitido que se recupere el protagonismo para los abogados de Atocha.
De ellos se habló mucho en el acto y de lo que significaron para la historia de España. El secretario general de CCOO en Madrid, Javier López, recordó que aquel asesinato «desencadena una impresionante manifestación ordenada, masiva y pacífica». Y explicó que después de esa manifestación se produce la legalización del Partido Comunista y de Comisiones Obreras. También cree que tuvo su influencia en dos acuerdos fundamentales para España: el de la Constitución y en los Pactos de la Moncloa que se firmaron para combatir la crisis económica y en la que se contó con los sindicatos.
Sin embargo, López cree ese legado de los Abogados de Atocha corre el peligro de perderse en el olvido y advierte de las consecuencias. «Si no mantenemos la memoria, los terrores vuelven a producirse», alertó. Por eso, reivindica su recuerdo ante las nuevas generaciones que empiezan a gobernar ayuntamientos, comunidades y ministerios y que no estaban en el 77. «No podemos ser cómplices en esa desmemoria», recalcó.
El secretario general de CCOO en Castilla-La Mancha, José Luis Gil, también avisó del riesgo de que se pierda la lección que dio al país la tragedia de Atocha. No cree que el tiempo sea la única amenaza, sino que apunta directamente a determinadas corrientes políticas. «La derecha intenta suprimir el recuerdo de los Abogados de Atocha, mientras que presenta a Fraga como padre de la democracia y procesa a Garzón porque se atreve a abrir una causa contra la dictadura franquista», clamó.
Para que esta llama no se apague, CCOO se comprometió ayer a realizar todos los años un homenaje en Castilla-La Mancha porque uno de los asesinados, Ángel Rodríguez Leal, era de Casasimarro (Cuenca). Todavía está pendiente de estudiar el formato, pero sea cual sea, el director de la Fundación Abogados de Atocha, Raúl Cordero, garantizó que la voz de Ángel, Enrique, Luis Javier, Francisco y Serafín «se va a seguir escuchando».
La otra protagonista.
Cospedal fue la otra protagonista del acto, al menos por la cantidad de referencias que cosechó de los que intervinieron. El director de la Fundación Abogados de Atocha le recriminó que no haya mantenido un año más unos premios que se daban en Castilla-La Mancha bajo este nombre y que ya iban por su octava edición. Según Raúl Cordero no supone un gran coste, porque el premio no tiene dotación económica y sólo habría que habilitar un salón de actos y pagar una estatuilla que vale entre 70 y 90 euros. El director de la Fundación explicó que mandaron una carta a Cospedal el 22 de julio y que no tuvieron contestación.
José Luis Gil, explicó que CCOO también se puso en contacto con el consejero de Educación, pero que no obtuvo más frutos. Aseguró que los responsables del Gobierno «mienten como bellacos» si se escudan en la crisis e intuye que detrás haya «razones más peligrosas». Gil aprovechó incluso para sacar a colación al marido de Cospedal, ya que Ignacio López del Hierro fue nombrado gobernador civil de Toledo el mismo año que el atentado de Atocha.