Javier Bermúdez ya está al frente del Almagro con el complicado reto de sacar al equipo encajero de los puestos de descenso. El técnico vasco, conocedor de la Tercera manchega tras su paso por los banquillos del Villarrobledo y Villarrubia, asume la misión con ganas de trabajar pero consciente de que la situación es delicada. A falta de conocer de un modo más directo a la plantilla, reconoce que «hay algunas carencias, pero lo vamos a intentar». Debutará este domingo en el Manuel Trujillo ante el Mora (16.30 horas) y no podrá contar con los sancionados Raúl Menchero y Alexis. 

Bermúdez, que en los últimos años se ha acostumbrado a dirigir equipos con aspiraciones más ambiciosas, acepta resignado la oportunidad de «saber también cómo se trabaja ahí abajo; todo no puede ser bonito». Y en este sentido, la primera decisión adoptada es la de ampliar de tres a cinco los días de entrenamiento, porque «el que trabaja más es el que luego tiene más suerte».

El entrenador vizcaíno llega al Almagro sin ningún técnico ayudante, y confía en poder reforzar la plantilla porque «con lo que hay, es difícil», aunque todavía no sabe a ciencia cierta qué opciones económicas va a poner a su disposición la directiva. Al menos, espera poder fichar para ocupar la vacante de Mikel Prieto, que en Puertollano jugó su último partido como rojillo.

«Lo primero que les voy a pedir es trabajo y confianza, porque depende de ellos, que son los juegan», aclara.