Condena al Sescam por una celadora que contrajo tuberculosis

Pilar Muñoz
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La juez reconoce que la trabajadora del Hospital de Valdepeñas sufrió un contagio y por tanto es una «enfermedad profesional» y ahora se está discutiendo la responsabilidad patrimonial

Condena al Sescam por una celadora que contrajo tuberculosis - Foto: Rueda Villaverde

La juez ha condenado al Sescam y al Instituto Nacional de la Seguridad Social por el caso de una celadora que contrajo tuberculosis en 2015 a consecuencia del trabajo que realizaba en el Hospital de Valdepeñas. La titular del Juzgado de lo Social número 3 de Ciudad Real ha dado la razón a la trabajadora tras declarar que su caso es una enfermedad profesional, habida cuenta de que el contagio se produjo en el desempeño de su función en el servicio de radiodiagnóstico, donde trabajaba desde noviembre de 2014.

El abogado Felipe Holgado ha peleado para que se le reconociera a la celadora que había sufrido una enfermedad profesional contraída a causa del trabajo, al estar en contacto con dos pacientes con tuberculosis, enfermedad que la trabajadora desconocía y sin que se adoptaran los medios para evitarlo, subraya el letrado que interpuso la demanda que ha sido estimada por la juez, quien ha dictado una sentencia en la que declara que la contingencia determinante del proceso de incapacidad temporal iniciado por la demandante en diciembre de 2015 «es una enfermedad profesional», condenando a la parte demandante a estar y pasar por esta declaración. De este modo, revoca la resolución dictada por el Instituto Nacional de la Seguridad Social.

 La demanda se interpuso contra el Instituto Nacional de Seguridad Social, la Tesorería General del Estado, la Mutua de Accidentes de Trabajo y Enfermedad Profesional Solimat y el Servicio de Salud de Castilla-La Mancha.

Pero el litigio aún no ha acabado, ya que ahora se está discutiendo en un proceso judicial la responsabilidad patrimonial.

El abogado Felipe Holgado está pendiente de recibir unos informes periciales que van a arrojar luz sobre el largo proceso que sufrió la celadora, que pasó varias veces por urgencias sin que se le diagnosticara la enfermedad. La celadora pasó un calvario desde diciembre 2015 hasta primeros de 2016, asegura el letrado.

En un principio se le diagnosticó de un «síndrome catarral», después que era tos. Tras un síndrome febril, se dijo que podría ser una enfermedad de Chron ileocólica. Después de varios ingresos y altas médicas, pruebas y demás, una resonancia magnética «sugirió una probable meningitis bacilar». Finalmente, se le diagnosticó tuberculosis diseminada (meníngea intestinal y miliar).