Juan Villegas

Edeumonía

Juan Villegas


¿Cuándo la izquierda perdió la razón?

15/09/2023

    De Stéphanie Roza, que es una filósofa francesa situada en el ámbito ideológico de la izquierda,  como ella misma se reconoce, militante durante muchos años en partidos de extrema izquierda,   se acaba de traducir al español un excelente y clarificador ensayo titulado ¿La izquierda contra la Ilustración? Llega esta traducción muy oportunamente a nuestra país y su lectura podría aportar algo de luz  a la hora entender no solo el devenir de la profunda crisis en que se encuentra la izquierda actual francesa sino, también, para intentar comprender la trayectoria de la izquierda española en estos últimos años y, muy especialmente, el porqué de muchas de las políticas de Pedro Sánchez y sus socios.

    La pensadora francesa mantiene, considero que con gran acierto, la tesis de que, si bien la izquierda tiene sus orígenes en la Ilustración, a partir de la Revolución de Mayo del 68 francés, el pensamiento de izquierda va asumiendo determinados principios de filósofos como Foucault que con el tiempo la van alejando de las posiciones ilustradas y acercando al pensamiento posmoderno, lo que le lleva a incorporar agendas que la alejan de sus convicciones y compromisos originales. Esta transmutación de valores e ideas es el motivo que está contribuyendo a socavar la credibilidad de la izquierda y que amenaza, según la pensadora,  con llevarnos a una cultura premoderna  de la irracionalidad y  el tribalismo.

    El proyecto Ilustrado representa en nuestra cultura la confianza en la racionalidad, una razón que   posibilita el conocimiento de la realidad, que es objetiva y sobre la cual se pueden establecer verdades universales. El desarrollo de este tipo de conocimiento favorece el progreso material y moral de la humanidad y contribuye a conseguir amplios acuerdos para construir proyectos universales de paz y de desarrollo para todos los pueblos. Por el contrario, el pensamiento posmoderno cuestiona dicha realidad objetiva y niega el poder de la racionalidad para llegar a la verdad. La realidad no es independiente del sujeto, es algo que él mismo construye y que  está sujeta a instancias irracionales (emociones, subconsciente, deseos, sentimientos, imaginación): la realidad es lo que cada uno  desea,  quiere o siente. Irracionalidad, subjetividad, diferencia, desigualdad, son, por tanto, algunos de los rasgos que identifican el pensamiento posmoderno, frente a los racionalidad, universalidad, igualdad y progreso de la Ilustración.  

 La izquierda postmoderna, en consecuencia,  parece haber renunciado a la racionalidad y a la verdad como fundamento y legitimación del poder. Como diagnostica irónica y acertadamente Jesús Conill,  "¿por qué nos va a interesar la razón y la verdad? ¿No es más importante tener poder que tener razón? De bien poco vale tener razón si no se tiene poder suficiente para conseguir que se reconozca esa presunta razón". Si esto no es así,  ¿cómo se puede entender que lo que no era posible rotundamente y de ninguna manera hace escasamente un mes, por ejemplo, una ley de amnistía, ahora se haya convertido en algo no solo posible sino totalmente conveniente? En la política posmoderna el poder ya no está al servicio de la verdad sino la verdad, la que convenga, se quiera o interese,  al servicio del poder.

 Esta izquierda posmoderna, ha renunciado a la racionalidad y por ello  ha terminado asumiendo también los principios antiprogresistas y antiuniversalistas propios del posmodernismo. Por un lado,   defiende el decrecimiento como única alternativa posible al capitalismo, lo que supone una ruptura con toda una tradición de izquierdas socialista, comunista y anarquista, desde el s. XIX. Es evidente que la crisis ecológica tendrá que hacernos selectivos, pero no renunciar al bienestar y a pensar que la superación de esta crisis se encontrará  en el desarrollo de la ciencia y el progreso tecnológico. Por otro lado, frente al universalismo y la igualdad de todos los seres humanos,  principios defendidos en las diferentes declaraciones de los derechos humanos desde el siglo XVIII, la izquierda posmoderna ha renunciado a una política de lo común y de las mayorías en favor de una política del privilegio, pensada para particulares y  las minorías (nacionalistas, trans, animalistas, …).

    Asistimos en estos últimos días a un tímido resurgir de voces críticas desde la izquierda ante  el posible acuerdo entre la colación de izquierdas y los grupos independentistas para intercambiar amnistía e independencia por poder. A la luz del ensayo de Stephanie Roza se podría ver en el trasfondo de este movimiento la resistencia a una definitiva deriva posmoderna de la izquierda y la reivindicación de una verdadera izquierda ilustrada. Somos muchos los que desearíamos que no se tratara del canto del cisne  de un modo de hacer política que hoy se hace necesario ante los desafíos  históricos  que se nos presentan.