Los inmigrantes que han desembarcado en las costas de Italia en lo que va de año han superado los 100.000, más del doble que los registrados en el mismo periodo de 2022, según los datos oficiales actualizados hoy por el Ministerio del Interior.
Desde el 1 de enero de 2023 hasta este 16 de agosto han llegado a las costas italianas 101.386 inmigrantes, más del doble que los 48.940 que lo hicieron en el mismo periodo del año anterior y casi el triple de 2021, cuando se registraron 34.556 desembarcos.
Los inmigrantes que alcanzaron las costas sureñas de Italia desde el norte de África proceden de Guinea (12.040), Costa de Marfil (11.888), Egipto (7.821), Túnez (7.814), Bangladés (6.912), Pakistán (6.173), Burkina Faso (5.623), Siria (4.258) y Camerún (3.470).
Además, 10.286 son menores de edad no acompañados, un dato inferior que el del año pasado, cuando ascendían a 14.044.
El Gobierno de la ultraderechista Giorgia Meloni, que llegó al poder en octubre del año pasado prometiendo en campaña entre otras cosas una gestión más dura de la inmigración, afronta su primer verano encarando este fenómeno, agravado por las buenas condiciones del mar y la crisis en Túnez.
Muchos llegan a la isla de Lampedusa, el enclave italiano más al sur, saturando su único centro de acogida primaria, y este fin de semana más de 3.000 fueron acogidos en la isla de Sicilia (sur).
Así, el Gobierno ha adelantado que aumentará las expulsiones de inmigrantes a partir de septiembre con la aprobación de un decreto dirigido a fortalecerlas.
La oposición ha criticado por esta gestión a la coalición gubernamental, formada por los partidos ultraderechistas Hermanos de Italia y la Liga, de Meloni y Matteo Salvini, respectivamente, y la conservadora Forza Italia.
"Gritan puertos cerrados, se acabó el chollo y los italianos primero, pero la derecha está demostrando una incapacidad manifiesta en la gestión de la inmigración", arremetió el presidente del progresista Partido Demócrata (PD), Stefano Bonaccini.