Dos años al frente del PP

Agencias
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Feijóo alcanza su segundo aniversario como líder popular en un momento de máximo poder territorial para el partido, tras teñir de azul casi toda España en los comicios de mayo de 2023

El político gallego, con 14 años de experiencia al frente de la Xunta de Galicia, defiende la honestidad y coherencia de su programa para llegar a La Moncloa. - Foto: E. P.

Alberto Núñez Feijóo está de celebración esta semana: mañana cumple dos años como presidente del PP, con la satisfacción de contar con el gran poder territorial que atesora ahora su partido desde el pasado mayo de 2023. Así, su objetivo de convertirse en el inquilino de Moncloa sigue siendo su empeño, tras no lograrlo en las elecciones generales de año pasado; unos comicios en los que, sin embargo, si consiguió teñir de azul casi todo el mapa de España al alzarse con 11 gobiernos autonómicos, una treintena de capitales de provincia y el 40 por ciento de los ayuntamientos.

Por todo, Feijóo afronta este segundo aniversario como máxima autoridad de los populares con la vista puesta en tres citas electorales inminentes: las vascas, las catalanas y las europeas, y con la incertidumbre de cómo los resultados pueden agitar el tablero político nacional y afectar al Gobierno de Pedro Sánchez, que ha renunciado a presentar un proyecto de Presupuestos Generales este año tras el adelanto de comicios en Cataluña.

De hecho, Feijóo (1961, Os Peares, Orense) ve «perdida» la legislatura y ha pedido a Sánchez que «haga las maletas» en Moncloa porque «lidera un Ejecutivo en agonía», que no es «útil» ni «sirve» a los españoles. «Este Gobierno ya no tiene arreglo, ha nacido averiado. La avería cada día es mayor y es imposible arreglar lo que no funciona», denunció hace dos semanas.

El 1 y 2 de abril de 2022, más de 3.000 compromisarios del PP eligieron presidente a Feijóo con el 98,35 por ciento de los votos en el Congreso que el partido celebró en Sevilla, poniendo fin al liderazgo de Pablo Casado tras una crisis interna que motivó su relevo.

La guerra soterrada entre el equipo de Casado y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, implosionó a mediados de febrero de 2022 de forma virulenta, con acusaciones de supuesto espionaje y corrupción.

Casado exigió entonces a Ayuso aclarar si su hermano recibió 286.000 euros en comisiones por mediar en un contrato de mascarillas en plena pandemia, mientras la presidenta madrileña acusó a Génova de vincularla con el fraude sin pruebas. Meses después, la Fiscalía archivó la investigación a Tomás Díaz Ayuso.

Ante estos hechos, el 23 de febrero de 2022, Casado reunió a los barones del PP, que visualizaron su apoyo a Feijóo -llevaba casi 14 años al frente de la Xunta de Galicia-, y fue ungido como nuevo líder en Sevilla, donde prometió «unir» al PP y «coser» las heridas.

En pocos meses, logró la remontada del partido y cosechó un poder territorial histórico en las autonómicas y municipales celebradas un año después. Sin embargo, no consiguió desalojar a Sánchez de Moncloa en las generales solo dos meses más tarde. Algunos errores de campaña y las negociaciones con Vox en varios territorios penalizaron a los populares en las urnas.

'Caso Koldo' y amnistía

El líder conservador ya prepara la estrategia electoral ante las citas con las urnas que se avecinan entre abril y junio, en las que habrá dos temas fundamentales: la Ley de Amnistía que se tramita en el Senado y, que según los populares, es «inconstitucional»; y la trama Koldo sobre presuntas mordidas en la compra de mascarillas durante la pandemia que en Génova han bautizado como el Caso Sánchez.

Es más, el PP quiere que se investigue la relación de la esposa del presidente, Begoña Gómez, con la aerolínea Air Europa, en medio de las negociaciones para el rescate de la compañía en 2020, y no descarta citarla en la comisión de investigación que creará en el Senado.

Después de varias protestas en la calle contra la amnistía, Feijóo ya ha prometido derogar esta norma si gobierna, si bien considera que no será necesario porque ya lo habrán hecho de facto los tribunales por ser «inconstitucional».