Regantes alertan de «caos» al imponer contadores digitales

M. Lillo
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Consideran que si la orden pendiente de publicar establece esta obligatoriedad el año que viene será «una auténtica revolución» por la desactualización de expedientes

Regantes alertan de «caos» al imponer contadores digitales - Foto: Rueda Villaverde

Las comunidades de usuarios de agua se van a enfrentar al reto de digitalizar el regadío mediante la implantación en sus explotaciones de contadores inteligentes, que se prevén que serán obligatorios ya, «a la vuelta de la esquina, en 2024», en base al borrador de una orden del Ministerio de Transición Ecológica. Así lo detalló a este diario el presidente de la comunidad de usuarios de agua subterránea Mancha Occidental II, José Joaquín Gómez, quien aseguró que «si la orden sale conforme está el borrador, establecerá la obligatoriedad de poner los contadores digitales». Además, comentó que si bien se preveía inicialmente para 2025 o 2026 e incluso para 2027, desde el Ministerio trasladaron su intención de que se ponga en marcha en el inminente 2024. 

Para Gómez, será «un caos», sobre todo teniendo en cuenta «el montón de expedientes sin regularizar» por parte del organismo de la cuenca, la Confederación Hidrográfica del Guadiana, al mismo tiempo que explicó que hay muchos cambios de titularidad de explotaciones sin actualizar, por lo que se preguntó sobre qué datos se va a digitalizar el regadío en todos esos casos, de manera que habló de «un agravio comparativo» entre quienes lo tienen todo en regla y los que no. 

La intención es que estos contadores digitales permitan transmitir los datos directa y periódicamente al organismo de cuenca, de manera que va a suponer «más control» en el uso del agua para riego y, en aquellos casos en los que hayan consumido los recursos disponibles, se les cortará el suministro de agua. 

Para Gómez, esto supondrá «una auténtica revolución» y critica «la premura» con la que pretenden llevar a cabo una medida que «la propia administración va a ser incapaz de llevar a cabo. No está preparada para esta revolución», instando, primero, a poner orden la situación de todos los expedientes y, después, a implantar un sistema para el que incluso este año se ha sacado ya un PERTE,  un proyectos estratégicos para la recuperación y transformación económica, con el fin de ayudar a sufragar el coste de instalación de estos elementos. En concreto, su importe puede oscilar entre los 400 y los 600 euros de media, aunque depende de las pulgadas del aparato según el caudal. 

Entre los objetivos específicos de este proyecto figura el mejorar el  conocimiento de los usos del agua en el regadío y de la transparencia en la gestión administrativa del agua; mejorar el empleo del agua en las explotaciones de regadío y el conocimiento de las pérdidas de agua en las explotaciones; mejorar el empleo de fertilizantes y plaguicidas y disminuir los impactos de su aplicación sobre el ciclo hidrológico y la conservación y mejora de las masas de agua y suelos o avanzar en la eficiencia energética en las explotaciones de regadío. 

Este Perte, cuyo plazo de solicitud finaliza este viernes, ha sido solicitado por la Masa Mancha Occidental II, que quiere dar oportunidades a sus usuarios para tratar de optar a las ayudas. Sin embargo, comentó que establece que un 15% de los recursos hídricos de la masa debe contar con contadores digitales en el primer año, un índice que cree que no podrán alcanzar dado que ahora los usuarios se tendrían que ofrecer voluntarios a implantarlo con las condiciones de esa convocatoria. 

Por su parte, el presidente de la Masa de Agua Subterránea Mancha Occidental I, Ángel Bellón, comentó que no se han podido acoger a este PERTE dado el desconocimiento del mismo por parte del sector, al tiempo que demandó más información, dado que, en su opinión, se trataría de una medida que no sería obligatoria hasta 2027. «Falta una normativa que está pendiente y yo el otro día invitaba a las administraciones a que nos den más información», dijo para poner de relieve que va a suponer una forma para que la administración conozca de forma más exacta el consumo de agua en el campo.