Un informe de la clínica Sanican, firmado por la veterinaria Rocío Gibaja, concluye que Jacko, un cachorro de Rottweiler de tres meses, murió a consecuencia de la «llamada adelfa (laurier rose)» producida «en el ‘pipi-can’ del parque del Pilar de la capital», según indicó José Luis Sánchez, el padre de Gonzalo, el propietario del perro.
Así, según el relato de los hechos, el animal llegó el pasado lunes 1 de abril a la consulta de Gibaja con «un cuadro de gastroenteritis hemorrágica grave» y, de inmediato, fue puesto en tratamiento. Sin embargo, la inyección cada doce horas de antieméticos, antidiarreicos, antihemorrágicos, antibióticos y suero no evitó su muerte el martes día 2. «Jacko estuvo agonizando y mi hijo llorando a su lado durante dos noches», confiesa José Luis. «Sólo tenía una vacuna puesta», recuerda sin poder quitarse de la cabeza «los charcos de sangre. Estaba reventado», lamenta.
Varios vecinos instan al Ayuntamiento a retirar estas plantas, al menos de la zona a la que acuden a pasear con sus mascotas. «Ellos exigen que llevemos los perros sujetos y con bozal (artículo 12 de la ordenanza sobre protección y tenencia de animales domésticos), pero parece que nosotros no podemos exigir que quiten las adelfas», asegura José Luis, invitando a que en su lugar pongan una fuente. No en vano, desde el 2004 está restringida su venta por su elevada toxicidad. «Ya no es solo por nuestros perros, sino también por los niños pequeños que se las puedan llevar a la boca», alerta.
Por lo pronto, su pastor alemán -Thor- y el nuevo Rottweiler de su hijo -Horus- no entrarán más al ‘pipi-can’, un espacio exclusivo para el recreo de los perros que lleva a sus propietarios a despreocuparse. Y es que sobre todo los cachorros exploran el mundo a través de su olfato y su boca, mordisqueando todo lo que llama su atención.
Fuentes veterinarias consultadas por este diario indican que los casos de envenenamiento son muy comunes durante todo el año y que no se puede especificar por qué son causados aunque, «a veces presentan claros síntomas de intoxicación por herbicidas», como precisan desde la clínica Gasset. «La adelfa emite un olor dulzón que llama mucho a los perros», aseguran asimismo.
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