Habría que volver a poner de moda la canción protesta. Más. Protestar, quejarnos, luchar, sacrificarse. Mirar el mundo, la sociedad con una mirada nueva, limpia, transgresora. Justa, humana. Esta canción, Gracias a la vida, compuesta por Violeta Parra, inmortalizada para la historia por Mercedes Sosa.

Nuestro mundo es más que rápido, apresurado, tan veloz como, a veces, superficial, Fiesta, placer, consumo de vida y de personas. Si nos incomoda, lo eliminamos. No pensar mucho, no dejar silencios. No soportarlos. No detenernos en ello. Día, noche, vuelta a empezar. Todo pendiente. Ahogo. No pensar, mejor no despertar la voz interior que nos explique qué está bien, qué está mal. «Déjate de rollos. Vamos a vivir, a disfrutar, a dejarnos llevar».

Hay que poner de moda la vida y la conciencia, el bien y el mal, lo correcto, lo que construye. Hay que despertar la dignidad de la persona y gritar. Y la primera, la tuya. La mía. Tú, yo, tenemos dignidad. No puede nadie decirte cómo orientar tu vida. Nadie puede ni ahogarte ni enterrarte. Un sistema educativo radicalmente interesado en no crear personas sino borregos seguidistas; dóciles y obedientes. Políticos que han olvidado el bien común. Interesados en tenernos distraídos; entre fútbol, mundiales, series, fiestas nocturnas y diurnas, hemos olvidado una de las cosas más preciadas del ser humano: pensar, preguntarnos, decidir. Los qués, porqués y para qués.

Aquellas novelas distópicas que nos parecían imposibles por ficticias, se han hecho realidad. Tanto temor de que alguien nos convirtiera en marionetas. Eso es lo que parece. Por eso, ¿quién maneja los hilos de tu vida? ¿Eres tú? ¿Sí? ¿Y quién piensa y decide por ti? ¿Tú? ¿Sí? Deja que otros piensen; que otros vivan. Permítelo. Cada hombre, cada mujer, esperanza.