Adiós a la eterna 'Rebecca'

AGENCIAS
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Muere a los 96 años la actriz británico-estadounidense Joan Fontaine, icono del cine de la década de los 40 y ganadora de un Oscar por su papel en la película de Hitchcock 'Sospecha'

Adiós a la eterna ‘Rebecca’

 
La actriz británico-estadounidense Joan Fontaine, ganadora de un Óscar por su papel en la mítica cinta de Alfred Hitchcock Sospecha, falleció la madrugada de ayer a los 96 años, según informó su asistente al diario norteamericano Hollywood Reporter. 
Icono del cine de la década de los 40, murió en su casa de Carmel (California). Fontaine estuvo nominada tres veces a los máximos galardones de la meca del cine y fue musa del director de Pájaros en Rebecca y Sospecha, donde compartió cartel con Cary Grant.
Nacida en Tokio (Japón) en 1917, la intérprete mantuvo una relación de rivalidad con su hermana y también actriz, Olivia de Havilland (Lo que el viento se llevó), a la que, incluso, arrebató el Óscar como mejor actriz en 1942.
Ambas nunca se llevaron bien, pelearon por papeles protagonistas en Hollywood y protagonizaron sonados desaires. Havilland, que tiene 97 años, vive en París.
Fontaine encarnaba en Rebecca a una joven recién casada con un aristócrata inglés (Laurence Olivier), cuya felicidad pronto se tambalea ante una amenazadora presencia. El film se alzó como el mejor del año en la gala de los Oscar y la artista se llevó su primera nominación como protagonista. 
No obstante, su única estatuilla dorada la conseguiría un año después, con tan sólo 23 otoños, por su papel en un nuevo clásico de Hitchcock: Sospecha (1941). En él interpretaba a una tímida muchacha de buena familia que se enamora de un rompecorazones a quien daba vida Cary Grant. Pero tras la boda, pronto empieza a sospechar que su marido es un asesino. 
La estadounidense dejó la gran pantalla en los años 60, pero siguió actuando sobre las tablas. Tuvo un programa de televisión propio y se la vio en la serie policíaca Cannon en la pequeña pantalla. No obstante, en los últimos años, rara vez aparecía en público y pasaba los días en la localidad costera californiana de Carmel, donde también tiene su residencia el emblemático actor y director Clint Eastwood. 
Hija de un abogado y una actriz, Fontaine nació en Tokio con el nombre de pila de Joan De Beauvoir De Havilland. Desde muy temprana edad recibió clases de su madre y, para que no la confundieran con su hermana mayor Olivia, con la que, además de parentesco compartía profesión, tomó el apellido de su padrastro. 
En cualquier caso, la tensión que siempre existió entre ambas hizo que saltaran una y otra vez a los titulares de la prensa de la época, una rivalidad nunca zanjada . 
 
FRACASOS SENTIMENTALES. En su autobiografía No Bed of Roses, publicada en 1978, la intérprete no se mordió la lengua. Contó que ella y Olivia ni siquiera se llevaron bien de niñas, pero cuando ambas comenzaron a hacer carrera en Hollywood, saltaron las chispas. «Es posible distanciarse de una hermana, igual que de un marido», dijo ese año a la revista People. «No la veo jamás ni tengo la menor intención de hacerlo.» 
La actriz tenía experiencia en eso de las separaciones. Estuvo casada cuatro veces, y todos los matrimonios acabaron en divorcio. La temprana ruptura de sus padres la influyó de por vida. «Si hubiera podido unir las cosas buenas de cada uno de mis maridos habría sido maravilloso», bromeó en una entrevista. Tuvo una hija fruto de su segundo enlace, con William Dozier. 
Aunque su carrera cinematográfica estuvo marcada por Hitchcock, Fontaine logró deshacerse de la imagen de tierna y atemorizada esposa en Rebecca y, en 1944, volvió a ser nominada al Oscar por su trabajo en la película de Edmund Gouldings La ninfa constante. Recordados fueron también su papel como pareja de Orson Welles en Jane Eyre (1943), de Robert Stevenson, y en la adaptación del relato de Stefan Zweig Carta de una desconocida.