Todos los hijos de la Duquesa de Alba y su esposo, Alfonso Díaz, se encuentran desde ayer en el Palacio de Las Dueñas, su residencia en Sevilla, donde la aristócrata fue trasladada en estado crítico desde el Hospital Quirón Sagrado Corazón de la capital andaluza para continuar allí su tratamiento. Hasta su domicilio se acercaron también el sacerdote Ignacio Jiménez Sánchez-Dalp, confesor de Cayetana Fitz-James Stuart y gran amigo de la familia.
La aristócrata, de 88 años, llegó a Las Dueñas en torno a las 22,00 horas del pasado martes «por expreso deseo suyo y de sus familiares», según informó en un comunicado el centro sanitario, lugar donde se le está prestando el tratamiento médico necesario por parte del equipo de profesionales que la atendió durante su permanencia en el hospital sevillano, así como por el grupo de enfermeras que venían asistiéndola hasta su ingreso.
Ante la enorme expectación informativa concentrada a las puertas del palacio, un empleado de la casa aseguró a los numerosos medios allí apostados que la Duquesa estaba «consciente». Sin embargo, poco después un amigo de la familia advirtió a su salida de la residencia que esta «está semiinconsciente» y que «los allegados está esperando lo peor», algo que ratificó Cayetano Martínez de Irujo al aseverar que la vida de su madre «se está apagando».
El segundo y último parte médico, emitido por el citado hospital, apuntó que, durante las últimas 24 horas, la paciente había continuado ingresada en la Unidad de Cuidados Intensivos, permaneciendo estable hemodinámicamente y con respiración espontánea, persistiendo la situación de «insuficiencia respiratoria» debida a su infección pulmonar y con pronóstico «reservado».
Cayetana Fitz-James Stuart fue ingresada en el Hospital Quirón el pasado domingo a las 21,00 horas, en situación de insuficiencia respiratoria secundaria a neumonía de la comunidad, asociada con arritmia cardiaca y repercusión hemodinámica. Allí permaneció dos días, hasta su traslado a Las Dueñas.
Junto a la aristócrata se encuentran en todo momento su esposo y sus hijos, que fueron llegando poco a poco al palacio. El primero en acercarse fue Cayetano, al que se le unió, poco después, el primogénito, el duque de Huéscar, Eugenia y Fernando. Más tarde se unirían Alfonso y Jacobo, alertados por el complicado estado de salud en el que se encontraba su madre.
Todos ellos coinciden en la «difícil» situación en la que se encuentra la Duquesa por su avanzada edad. De hecho, Díez, ante los medios de comunicación, señaló: «¿Cómo no voy a estar preocupado?». Así, los rostros de los familiares y amigos de Doña Cayetana que entran y salen de Las Dueñas reflejan la gravedad de los momentos que se están viviendo en su interior.
Muestras de cariño.
Mientras, el alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido, manifestó su esperanza de que se produzca una recuperación del estado de salud de la aristócrata, sin la que, tal y como aseguró, sería «difícil entender Sevilla, a la que ha llevado por todo el mundo».
Así, expresó su ilusión por que la situación avance «del mejor modo posible» ya que «Cayetana es para la capital hispalense algo muy importante, pues ha llevado el nombre de la ciudad por el mundo entero, ha mostrado su cariño hacia ella y no ha habido obra social o acto de solidaridad en el que no haya participado o contribuido». Y a ello, añadió, «habría que sumar su colaboración con la Hermandad del Cristo de los Gitanos».
«Le deseo lo mejor a esta mujer, Medalla de Oro de la ciudad, que siempre ha llevado y lleva a Sevilla en el corazón», sentenció.