«Me he preguntado qué pudo pasar y no me atrevo a responder»

D. A. F.
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El teniente coronel Juan José Crespo rescata en su libro 'El alma del 21', la historia de un soldado de Membrilla, Pedro Fernández-Mayoralas desaparecido tras una acción heroica en la guerra de Ifni-Sahara

«Me he preguntado qué pudo pasar y no me atrevo a responder»

Juan José Crespo es teniente coronel del Ejército de Tierra, actualmente destinado en Bruselas y anteriormente en el Regimiento de Transmisiones 21. Con motivo del 150 aniversario de esta unidad escribió el libro El alma del 21, en el que descubre las vidas de 24 personas ligadas al regimiento. Una de ellas es un soldado de Membrilla desaparecido de forma heroica en la guerra de Ifni-Sahara.

¿Cómo descubrió la figura del membrillato Pedro Fernández-Mayoralas?

De casualidad. A principios de 2020 la Legión invitó al Regimiento de Transmisiones 21 a la conmemoración del combate de Edchera (13 de enero de 1958). Asistí a aquel acto y pude conocer el heroísmo de los legionarios y operadores de radio que lucharon con ellos. De entre todos llamó mi atención la historia de Pedro Fernández-Mayoralas, un radio que dio un ejemplo de sacrificio, valor y lealtad. Pidió ir en el puesto de mayor riesgo, a vanguardia de la columna, y durante el combate salvó a sus compañeros de vehículo para luego intentar destruir la radio antes de que cayera en manos enemigas. Nunca más se le vio, ni vivo ni muerto. Allí mismo sentí que quería saber más de él.

¿Hubo algún intento posterior de averiguar su paradero?

El padre de Pedro viajó mucho a Madrid buscando información en distintos organismos militares. El párroco de Mairena del Alcor -donde se trasladaron tras dejar Membrilla- acompañó a la familia en la búsqueda y llegó a contactar con el embajador de España en Marruecos, pero en vano. Me he preguntado muchas veces qué pudo pasar y no me atrevo a dar respuesta, sería especular. Creo que no ocurrió hace tantos años ni tan lejos como para perder la esperanza de que algún día se hallen sus restos. Sería de justicia poder darle el entierro y honores que su heroísmo merece.

¿Cuándo contactó con la familia Fernández-Mayoralas?

Fue en enero de este año, a los pocos meses de la publicación del libro. Su única hermana, Marci, de 83 años -junto a otros familiares-, se desplazó hasta El Pardo para asistir a la presentación del libro el pasado 11 de marzo. Ese día leí un poema que Pedro escribió a sus padres y a su hermana la Noche de Reyes, una semana antes del combate. Se está despidiendo de ellos, les dice que va a morir, pero lo hará contento porque lo hace por su patria… Tras leerlo la primera vez junto a Marci, me abracé a ella y pude sentir ese amor que une a los hermanos más allá del tiempo y del espacio. Algo que nunca podré olvidar.

¿Cómo está siendo la relación con estos familiares?

Increíble, no tengo palabras. Ya he hablado de la hermana de Pedro, pero también quisiera nombrar a Teresa y Ángel, sus sobrinos. Han acogido la obra con mucha alegría, y a mí con un cariño que me emociona. El pasado 29 de junio presenté el libro en Sevilla capital y el 30 en Mairena del Alcor. En ambas ocasiones estuvieron a mi lado. Mi mujer, Sonia, y yo pasamos el fin de semana con ellos, en la casa familiar, paseando por donde lo hacía Pedro, hablando de él, emocionándonos con sus cartas, viendo sus fotografías. Leímos la copia de su hoja de servicio que consiguió su padre. Allí consta la Cruz Roja del Mérito Militar que nadie comunicó a su familia y cuyo acto de imposición -aunque fuera a título póstumo- jamás se realizó. Es otra de las cosas que España y el Ejército le debe a Pedro.

El libro cuenta con una foto de Fernández-Mayoralas, ¿cómo descubrió esa identidad?

En el libro no pude incluir ninguna fotografía con buena calidad de Pedro porque, por más que la busqué, no aparecía. De entre las miles de fotografías, sin catalogar, que se conservan en el archivo del Regimiento, decidí buscar una de un soldado que, de alguna manera, le representara a él y a todos los que allí habían servido en estos 150 años. Elegí un joven que miraba orgulloso y sereno a la cámara. Tras publicarse el libro encontré a la familia y el primer día que hablé con ellos me enviaron una fotografía de Pedro. Cuando la vi no podía dar crédito. El joven 'anónimo' era él. Pedro Fernández-Mayoralas Ruiz siempre había estado en el libro. Mirando a la cámara, mirándonos a los ojos.