Los gases renovables resultan una pieza clave para alcanzar los objetivos climáticos, pues permiten llevar la descarbonización a sectores que son difícilmente electrificables como, por ejemplo, el del calor industrial o el transporte pesado. En el caso de España, se calcula que, al menos, un 40 por ciento de las emisiones de CO2 no tienen alternativa electrificable, por lo que elementos como el biometano o el hidrógeno verde son opciones más eficientes.

Pero, ¿cuáles son los beneficios que ofrecen? En primer lugar, su origen, ya que se obtienen a partir del tratamiento de los residuos urbanos, agrícolas, ganaderos y de la industria agroalimentaria, así como de la depuración de las aguas residuales. Además, pueden inyectarse de forma sencilla en las redes de distribución de gas ya existentes y pueden consumirse para los mismos usos que el gas natural. Así, este vector energético reduce las emisiones de gases de efecto invernadero al evitar el CO2 del combustible al que sustituyen; y también la dependencia energética del exterior al producirse de forma autóctona. Y no solo eso, ya que fomentan la economía circular -contribuyendo a la gestión sostenible de residuos-, generan empleo y fijan población en las zonas rurales.

Un país con gran potencial

Por todo ello, resulta evidente que se trata de una apuesta segura de cara a los próximos años. En este sentido, la oportunidad de que España se convierta en un futuro hub gasista europeo mediante el desarrollo de los gases renovables es cada vez más evidente. En concreto, el biometano se perfila como una de las grandes claves, no solo para la transformación del mix energético a corto plazo, sino también para avanzar hacia la descarbonización de la economía.

De hecho, el país cuenta con un potencial de producción de esta fuente de energía renovable y autóctona de 163 TWh/año, una cifra que permitiría cubrir en torno al 45 por ciento de la demanda nacional de gas natural y cuyo desarrollo podría haber supuesto un ahorro de unos 4.000 millones de euros a los consumidores en su factura energética de 2022 debido a la reducción de las compras a terceros.

Aprovechar el potencial de producción, ayudaría a poner en marcha más de 2.300 plantas especializadas en el territorio nacional.Así lo expone el informe Estudio de la capacidad de producción de biometano en España, elaborado por la Asociación Española del Gas, Sedigas, en colaboración con PwC y la consultora especializada Biovic, que analiza el potencial nacional de este elemento, tratando de aportar conocimiento que ayude en la definición de sus planes de desarrollo y en la estrategia de descarbonización del país.

Asimismo, la materialización del potencial español de producción de biometano supondría un importante impulso al desarrollo socioeconómico local, ya que conllevaría la puesta en marcha de 2.326 plantas especializadas a lo largo de todo el territorio, con una inversión asociada estimada de 40.500 millones de euros -el equivalente al 3,6 por ciento del PIB- y la generación de cerca de 62.000 empleos, directos e indirectos, asociados a su operación y mantenimiento.

El principal valor de sus beneficios en España reside en que sus posibilidades de desarrollo son especialmente palpables en sectores de difícil electrificación por la naturaleza de sus actividades y en que permite el aprovechamiento de multitud de residuos, solucionando el problema de gestión existente en el país e impulsando, por tanto, la economía circular. Además, se evitaría la emisión de 8,3 millones de toneladas de metano que, de otra manera, se liberarían a la atmósfera de forma natural por la descomposición de los residuos reutilizados para generarlo.

Este vector energético ayuda a reducir las emisiones de CO2.Es más, el Plan REPowerEU de la Comisión Europea le otorga un papel protagonista en la consecución de los objetivos de independencia energética comunitarios, ampliando hasta los 35.000 millones de metros cúbicos el objetivo comunitario de producción para 2030.

En toda la cadena de valor

Consciente de todas sus ventajas, Naturgy sigue dando pasos hacia la transición verde: es pionera en el desarrollo del biometano en España y, desde 2014, desarrolla innovadores proyectos para conocer y reducir los costes de producción e impulsar su inyección en la red de gas.

La primera planta de biometano que la multinacional puso en operación se encuentra en la estación depuradora de aguas residuales de Bens (La Coruña), a la que le siguió después una segunda instalación, Elena, ubicada en Cerdanyola del Vallès (Barcelona), la primera en inyectar a la red de España gas renovable procedente de vertedero. 

No serán las únicas, ya que, a partir de este año, empezará a producir gas renovable la factoría de Vila-Sana, que se convertirá en la tercera instalación que la compañía opera comercialmente en el país. La planta, ubicada en la explotación ganadera de Porgaporcs (Lérida), generará el biometano suficiente para abastecer el consumo anual equivalente de 3.150 viviendas y evitará la emisión a la atmósfera de unas 2.500 toneladas de CO2 al año.

La tercera factoría de la compañía volcada en este sector abrirá este mismo año. - Foto: David CamposConvencida del valor estratégico de este vector energético hacia un modelo descarbonizado y más eficiente, Naturgy impulsa su desarrollo a través de toda su cadena de valor, desde la gestión del residuo y la producción del biogás, hasta la distribución y comercialización del biometano. 

Nedgia, la distribuidora de gas del grupo, tiene en cartera más de 170 solicitudes para inyectar un volumen en su red superior a los 6,5 TWh, una cifra equivalente al consumo anual de 1,3 millones de hogares. En 2022, disparó un 90 por ciento el gas renovable distribuido a través de cuatro módulos de inyección     que se encuentran ubicados en Cataluña, Castilla y León y Galicia, alcanzando los 35 GWh y evitando la emisión a la atmósfera de 7.400 toneladas de CO2. Pero, además, trabaja en la construcción de siete adicionales con las que elevará la capacidad de suministro hasta los 316 GWh próximamente.

Este gas renovable ofrece la ventaja de proporcionar una gran flexibilidad, lo que permite aprovechar la extensa infraestructura existente en la empresa, reduciendo el esfuerzo inversor y de adaptación para lograr su rápida penetración.