El viñedo sortea las heladas tardías con daños "muy puntuales"

A. Criado
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Las precipitaciones de marzo y abril y la caída de las existencias dibujan un escenario «positivo» de cara a la próxima vendimia en Castilla-La Mancha

Recolección con una maquina vendimiadora en un viñedo de La Mancha - Foto: Rueda Villaverde

Las heladas primaverales registradas en los últimos días han tenido una incidencia mínima en los viñedos de la región, salvo en algunas zonas aisladas de las provincias de Albacete y Cuenca. Un fenómeno meteorológico que, en cambio, sí ha provocado daños en otros puntos del país, especialmente en Castilla y León, donde el descenso brusco de las temperaturas ha arrasado miles de hectáreas acogidas a las denominaciones de origen Ribera del Duero y Rueda. Tampoco se han librado en La Rioja Alta y Alavesa.

«Las heladas en La Mancha han sido esporádicas, en zonas que estaban al abrigo o donde no corría el aire, con daños muy puntuales», afirma Juan Fuente, portavoz de la Sectorial Vitivinícola de Cooperativas Agro-alimentarias de Castilla-La Mancha, para subrayar que el campo «se ha salvado, de momento, de este problema», puesto que las previsiones meteorológicas para la próxima semana «apuntan a una subida de las temperaturas».

Fuente asegura que los viñedos de la región presentan «un buen aspecto», con las vides brotando de forma homogénea y con todas las yemas, «algo que no ocurrió, por ejemplo, el pasado año». Las precipitaciones registradas en 2023, especialmente en los meses de marzo y abril, han provocado un leve adelanto de la brotación y, sobre todo, «un vuelco importante» en la situación que atravesaba el viñedo, en particular, y el campo castellano-manchego, en general. «Estábamos muy preocupados por la sequía y estas precipitaciones han paliado momentáneamente este problema, al menos en la zona central de La Mancha», remarca el representante de Cooperativas.

«Aunque ya no llueva mucho, la cosecha puede ser superior a la de 2023, que fue rematadamente mala, la peor en muchos años», enfatiza Juan Fuente, que hace hincapié en que a la aceptable situación hídrica se suman «unos niveles de stock como no habíamos visto en mucho tiempo, similares a los de las añadas de 2012 y 2017». «Es un escenario positivo que nos puede llevar a un inicio de campaña bastante bueno, siempre y cuando la cosecha no sea exagerada, que permita un mercado estable y adecuado en cuanto a los precios», agrega. Cooperativas cifra las existencias de vino en las bodegas de la región en unos seis o siete millones de hectolitros menos que el año pasado por estas fechas.

Consumo. No obstante, Fuente recuerda que aún quedan varios meses para el inicio de la vendimia y habrá que estar atentos a la evolución meteorológica: «Las olas de calor y el tiempo seco, sin lluvia, es el mayor miedo que tenemos ahora mismo».  Por otro lado, el portavoz de la Sectorial Vitivinícola de Cooperativas reconoce que el consumo es actualmente «el principal caballo de batalla» del sector, debido a «una disminución progresiva experimentada a nivel internacional en los últimos años».

Hay que recordar que las bodegas y cooperativas de la provincia rozaron su récord de ventas de vino en el mundo en 2023, que el mercado exterior aglutina un elevado porcentaje de la facturación del sector. En concreto, Ciudad Real facturó más de 720 millones de euros por la venta de bebidas, de los que más de 415 fueron, directamente, por vender vino. Se consolidó como la segunda provincia española que más vino vendió en el extranjero, por detrás de Barcelona, tras un año en el que fue la única 'grande' que aumentó su facturación.

En lo que a la cosecha de 2023 se refiere, se situó entre los 17 y los 17,5 millones de hectolitros de vino y mosto en la región, la segunda vendimia más corta en lo que va de siglo tras la de 2001. Fue un 25% inferior al año anterior, lo que está provocando una revalorización de las cotizaciones de todos los transformados vitivinícolas.