La enfermedad hemorrágica epizoótica se extiende

M.H. (SPC)
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Se trata de una patología ausente en España hasta hace pocos meses, pero ya ocupa casi media península Ibérica. No es grave para las vacas y no se transmite a los humanos, pero origina restricciones de movilidad al ganado y su control es complicado

La enfermedad hemorrágica epizoótica se extiende

La sanidad animal es una ámbito que queda muy alejado de la gente de la calle, a pesar de las enormes implicaciones que puede llegar a tener en la vida de la sociedad en general. Solo hay que pararse a pensar que, según la comunidad científica, el coronavirus que nos tuvo dos meses encerrados en casa y que trastocó la economía de medio mundo provino de un animal. Pero no hace falta irse a episodios tan extremos ni a enfermedades que se transmitan a los humanos para ver que las patologías que afectan a la fauna pueden suponer un grave problema para las personas.

Por ejemplo, la peste porcina africana (PPA) ha supuesto un duro varapalo en los últimos años para los ganaderos de muchos países del mundo. En China mermó tremendamente la cabaña de cerdos (circunstancia de la que, por otra parte, supo aprovecharse el sector español) y en países más cercanos, como Alemania o Italia, los ganaderos están también sufriendo sus consecuencias: sacrificio de explotaciones completas, restricciones al movimiento y a las exportaciones… Su llegada a España, no tan improbable como parece debido a la incontrolable expansión del jabalí por toda Europa, sería un duro golpe para la rama productiva más importante de nuestra ganadería.

La gripe aviar, de la cual ha habido focos en nuestro país en las últimas campañas, también constituyen un grave contratiempo para los criadores de gallinas, pollos, pavos o patos. Millones de aves fueron sacrificadas en Francia por esta causa en 2021 y 2022, con el consiguiente perjuicio para los titulares de las granjas, y el asunto no está ni mucho menos controlado. Incluso ha habidos casos de contagios a humanos y algunas muertes, aunque por suerte no en España.

La enfermedad hemorrágica epizoótica se extiendeLa enfermedad hemorrágica epizoótica se extiendeLa tuberculosis bovina ha estado de actualidad últimamente, sobre todo en Castilla y León (aunque esté presente en otros muchos territorios). Las inmovilizaciones y los vaciados sanitarios han apretado aún más a unos ganaderos ya acuciados por la subida de costes y la sequía. Y la viruela ovina y caprina, surgida en el mes de enero, mantiene restricciones de movimiento en Castilla-La Mancha hasta el próximo 7 de agosto, siempre que no se detecten nuevos focos.

Estas enfermedades, obviamente, son un enorme problema para los ganaderos afectados, aunque afortunadamente no llegan a suponer un problema para el abastecimiento de carne, leche o huevos a los ciudadanos gracias a que en nuestro país existen rígidos protocolos para evitar su expansión y, en general, se controlan con cierta rapidez (otra cosa sería si llegara la PPA). Este control es posible gracias al trabajo de administraciones, veterinarios y los propios ganaderos, aunque en ocasiones es complicado llevarlo a cabo.

Es el caso de una nueva patología aparecida por primera vez en España hace poco tiempo y que ya ha llegado al centro de la Península Ibérica: la enfermedad hemorrágica epizoótica (EHE), originaria de América y proveniente, en nuestro caso, del norte de África, donde es conocida desde hace ya años. El Ministerio de Agricultura la describe como «una enfermedad vírica infecciosa no contagiosa transmitida por vectores (mosquitos del género Culicoides) que afecta a rumiantes domésticos y salvajes. En el ganado vacuno puede producir clínica moderada y autolimitante durante unas dos semanas. El ganado ovino es susceptible a la infección, pero poco a la enfermedad clínica. Y el caprino es muy poco susceptible a la infección». Además, se trata de una enfermedad de declaración obligatoria.

El 18 de noviembre de 2022 se detectaron los primeros casos en España, concretamente en el suroeste peninsular, seguramente a causa de mosquitos transportados por el viento, ya que se cree improbable que llegara ganado infectado de esa zona. Al depender para su expansión de estos insectos, que lógicamente son más abundantes en épocas de calor, se ha extendido muy poco hasta hace escasas semanas, cuando se comenzaron a detectar casos en explotaciones cada vez más al norte. Cuando se escriben estas líneas, son cerca de una treintena los casos detectados en granjas en varias provincias españolas: Córdoba, Huelva, Jaén, Sevilla, Cádiz, Cáceres, Badajoz, Toledo, Ciudad Real y Albacete.

La aparición de un foco implica que, en 150 kilómetros a la redonda, no se puede mover el ganado vivo que no tenga como destino un matadero, ni a zonas libres de la enfermedad en nuestro país ni a otros países de la UE (en Italia también ha sido detectada recientemente). Esto afecta a la totalidad de las provincias en las que hay casos y, además, a Ávila, Madrid, Granada y Málaga. En cuanto a la exportación a países terceros, el Ministerio de Agricultura explica que la declaración de la enfermedad afecta a las exportaciones a terceros países de rumiantes, su material genético y productos de origen rumiante, ya que en algunos casos no está permitida la exportación o son aplicables determinadas restricciones.

No obstante, el reglamento comunitario que restringe los movimientos se encuentra actualmente en fase de revisión y está prevista la publicación en las próximas semanas de una modificación del mismo con el objetivo de flexibilizar los requisitos para el desplazamiento intracomunitario con condiciones muy similares a las establecidas para la lengua azul, patología causada por un virus de similares características. Eso sí, actualmente no existe ningún tipo de restricción con relación al movimiento o consumo de productos de estos animales, es decir, carne, leche o piel, entre otros.

Cérvidos.

Para los rumiantes domésticos no se trata de una enfermedad grave. La cabras son muy poco propensas a infectarse y las ovejas, aunque pueden contraer la EHE con más facilidad, no suelen presentar síntomas. En el caso de las vacas sí es más común que experimenten síntomas autolimitantes, aunque en un periodo de unas dos semanas el animal suele sanar sin mayores problemas y la mortalidad apenas alcanza el 0,5% de los casos detectados. Además, la vaca en cuestión queda inmunizada para potenciales futuras infecciones gracias a los anticuerpos que genera su propio organismo.

Pero este virus también afecta a rumiantes silvestres, concretamente a los cérvidos. En el caso del gamo y el corzo no parece que la enfermedad tenga una incidencia reseñable en España, aunque hay que tener en cuenta que de momento no se dispone de demasiados datos. Sin embargo, tal y como ocurre con el ganado, el primo mayor, el ciervo, parece ser el que se lleva la peor parte. Hasta el punto de que la mortalidad puede llegar al 4%, según Agricultura.

Aunque la cifra no es demasiado alta, puede llegar a ocasionar pérdidas importantes en cotos de caza que, gracias a la gestión de sus titulares, cuentan con buenas densidades de estos animales. Por ello, Fundación Artemisan, el Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC) de la Universidad de Castilla-La Mancha y la Real Federación Española de Caza (RFEC) han elaborado un documento con recomendaciones ante la posible aparición de casos en terrenos con aprovechamiento cinegético.

Según explican, la EHE, en ciervos, gamos y corzos, puede causar fiebre, pérdida del apetito y del instinto de huida, lesiones congestivas rojizas en la boca y la nariz, lengua azulada, abortos y animales mortinatos, entre otros; y, aunque no se han registrado mortalidades masivas y explosivas en rumiantes silvestres en España, conviene monitorizar su situación y evolución.

En el caso de avistar un posible caso de la enfermedad en estos animales silvestres, aclaran, se recomienda comunicar inmediatamente las sospechas, en particular en caso de mortalidades masivas y/o explosivas o casos en zonas no afectadas previamente, a la autoridad competente (agentes medioambientales, Oficina Comarcal Agraria, servicios de sanidad animal, etc.). Además, por motivos de bienestar animal, se recomienda abatir los individuos enfermos de gravedad siempre que se disponga de las autorizaciones pertinentes para ello. También es importante rellenar un formulario que está disponible desde el 17 de julio a través de redes sociales y otros medios.

Entre las recomendaciones de lo que no se debe hacer, el documento recuerda que no hay que administrar antibióticos, ya que no son efectivos contra los virus, y tampoco se debe actuar en las charcas (fumigado, desecado o aplicación de insecticidas) puesto que es una acción inútil contra el género de mosquitos que transmiten la enfermedad, ya que su hábitat no es ese. Asimismo, no se deben concentrar puntos de suplementación de alimento y agua, puesto que, a mayor densidad de animales, más hospedadores habrá susceptibles de ser infectados. Y tampoco se deben realizar movimientos de cérvidos entre terrenos cinegéticos, sobre todo desde zonas afectadas o de riesgo a zonas libres de enfermedad.

En cualquier caso, desde el Ministerio de Agricultura se recuerda la importancia de la comunicación inmediata a los servicios veterinarios oficiales de cualquier sospecha en las especies susceptibles, tanto domésticas como silvestres, para valorar el impacto de la enfermedad y su distribución, recomendando adoptar medidas de desinsectación en animales e instalaciones ganaderas como sistema de lucha contra el vector.

 

UPA pide más protección a los ganaderos con los saneamientos.

La Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos ha pedido «mejoras sustanciales» en las medidas de sanidad animal tanto al Ministerio de Agricultura como a las comunidades autónomas, que pasan por duplicar las indemnizaciones por sacrificio obligatorio de animales. Los ganaderos reclaman también considerar el lucro cesante por pérdida parcial o total de la producción tras un vaciado sanitario. La organización propone, además, agilizar los aspectos relativos a la realización de analíticas, obtención de resultados y recuperación del estatus sanitario de la ganadería, de tal forma que en el menor tiempo posible pueda retomar el movimiento de los animales y con ello continuar la actividad económica. Para ello «es imprescindible», afirman, dotar de suficientes medios materiales, económicos y humanos para este cometido. Además, creen que en las explotaciones afectadas hay que agilizar los segundos o terceros saneamientos «para que la granja quede liberada en el menor tiempo posible».

UPA cree que se deben articular también ayudas destinadas a la reposición de los animales hasta un número igual al existente antes del vaciado. También reclaman que «en ningún caso» las ganaderías que sufran sacrificio de animales pierdan las ayudas de la Política Agraria Común (PAC). Otro punto importante es realizar controles de las enfermedades en la fauna salvaje y la puesta en funcionamiento del PATUBES (Plan de Actuación sobre TUBerculosis en Especies Silvestres) para que, por zonas y comarcas, se haga un control exhaustivo de la fauna salvaje. UPA considera «totalmente excesivo» que en las zonas libres de tuberculosis, por un solo animal positivo, se sacrifique a todo el ganado de una explotación