Camino Uclés: la Cruz de Santiago guía un paseo cargado de historia

R. L. C. / Uclés
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Un total de 144 kilómetros separan la iglesia de Santiago de Madrid con el Monasterio Santiago Apóstol de Uclés

Quien quiere llegar busca caminos, quien no quiere busca excusas. Esta frase es una de las máximas del promotor del Camino Santiaguista de Uclés, Manuel Rossi, que en 2010 se propuso recuperar la tradición y la historia de una vía ancestral de peregrinación y lo ha conseguido.

Ya han pasado cinco años, fue justo el 17 de abril de 2011, desde que una treintena de peregrinos realizarán por primera vez el Camino de Uclés, desde la iglesia de Santiago de Madrid hasta el Monasterio Santiago Apóstol de la localidad conquense. Hasta ahora se estima desde la asociación  Amigos del Camino de Uclés que son más de 4.000 los peregrinos que han experimentado una ruta atractiva, corta y fácil de transitar,  donde la Cruz de Santiago es la flecha roja que marca su caminar.

Cada vez son más las familias y grupos de amigos que se deciden a probar este recorrido, donde patrimonio natural y cultural van de la mano. «Más del cuarenta por ciento aún van por libre, esto suele ser habitual, y hasta 2013 no empezamos a contabilizar al resto, puede parecer poco, pero era algo inimaginable antes de empezar a señalizar el camino», explica Rossi. Muchos de los peregrinos optan por recorrer sus 144.6 kilómetros durante los fines de semana, como una asociación de porteros de fincas de Madrid, que aprovecha los domingos, pues todos trabajan de lunes a sábado.

La inmensa mayoría parte de la capital española para acabar en el conocido como El Escorial de la Mancha, pero también está señalizado a la inversa y es frecuente ver a peregrinos en esta otra dirección. «Cada día es más conocido a nivel nacional y son más las personas que desde Uclés van a Madrid y de ahí a Sahagún, donde se enlaza con el camino francés hacia Santiago de Compostela», comenta el alma mater de un proyecto vivo que tiene su origen en el último Año Santo Jacobeo.

Cómo empezó. Rossi, un peregrino incansable, estaba realizando el Camino de Caravaca de la Cruz cuando se topó en Horcajo de Santiago con un párroco, el padre Julián, que le animó a conocer  el Monasterio de Uclés, Bien de Interés Cultural que fue sede central de la Orden de Santiago.

Cuando comprobó la importancia que tenía, confiesa, se propuso darlo a conocer a los demás.

El objetivo fue recuperar un camino olvidado, analizando la historia, señala que Ramón Menéndez Pidal, especialista en la Edad Media española, en sus cuadernos de apuntes ya lo mencionaba.

Con la mayor parte del trazado original sepultado por las autovías, durante meses trabajó en un recorrido que discurría por Valdelaguna, Belmonte del Tajo, Villamanrique de Tajo, Santa Cruz de la Zarza, Horcajo de Santiago, Torrubia del Campo,  Almendros, Tribaldos, pero tuvo que desecharlo huyendo del peligro que conllevan las carreteras. Pronto dio con el trazado definitivo, que ha devuelto en pleno siglo XXI a varios pueblos de la Mancha Alta conquense al mapa de las rutas peregrinas.

«Comencé a trabajar en otro trazado el cual cruza varias veces la autopista Madrid-Valencia A-3 pero sin ningún peligro, mire el proyecto Madrid Río, y vi que tarde o temprano estaría terminado, siendo éste la entrada y salida de un camino que ya quisieran otras ciudades tener», recuerda Manuel Rossi, vecino de Rivas Vaciamadrid. El peregrino del Camino de Uclés cruza carreteras, autopistas, pero nunca en contacto directo con ellas, disminuyendo el peligro y aumentando la comodidad, así como la accesibilidad, el setenta por ciento está adaptado a personas con movilidad reducida.

Por dónde. Pensar en un camino es pensar en naturaleza, requisito que aquí se cumple con creces y que incita a conocerlo preferiblemente en primavera y en seis etapas para mayor comodidad.

La ruta comienza en la iglesia de Santiago Apóstol de la capital española, la primera cruz de guía está en el monumento a Velázquez, caballero de la Orden de Santiago. Los peregrinos continúan por hasta ocho municipios de la Comunidad de Madrid, Rivas Vaciamadrid, La Poveda, Arganda del Rey, Morata de Tajuña, Perales de Tajuña, Tielmes, Carabaña y Estremera, para seguir su paso ya en Castilla-La Mancha, por los términos de El Ballestar, pedanía de Barajas de Melo, el propio Barajas, el pueblo de Huelves y Uclés, villa a la que acceden por el antiguo Puente del Hospital de Peregrinos.

Los vecinos más mayores de estos pueblos conquenses agradecen ver pasar ahora peregrinos por sus cascos urbanos y parajes naturales más emblemáticos, como junto a los ríos Vedija, Riánsares y Calvache, para adentrarse ya en la Comunidad de Madrid en el valle del Tajo.

Uno de los hitos del Camino de Uclés es la Cruz del Pelegrín, en Barajas de Melo, al final de la cuesta del mismo nombre, que los antiguos recuerdan desde siempre. «Ahora su nomenclatura tiene si cabe más sentido, allí hay una Cruz de Santiago y se llevaron piedras de Segóbriga, ahora todo el que pasa deposita una piedra de su lugar de origen decorada y con un deseo, y ya hay un montón, es un sitio precioso», asegura Manuel Rossi, que sin duda resalta la increíble sensación que produce en el caminante ver la primera imagen del Monasterio de Uclés.

El Ayuntamiento ucleseño construyó dos monolitos con unas piedras cilíndricas y los colocó en dos puntos emblemáticos del camino con la ayuda de la asociación, uno en plena Sierra del Tesoro y otro en el llamado Monte de Gozo, es el lugar donde el peregrino ve por primera vez el majestuoso Monasterio Santiago Apóstol.

Uclesiana. La credencial que reciben los peregrinos que cumplen su objetivo está bautizada como uclessiana, y luego está la santiaguista de Uclés, para quienes lo realizan a la inversa.

Una de las tareas más laboriosas es la señalización. Todo el marcaje está realizado de manera artesanal, con maderas recicladas, a través de mojones, cruces y carteles. Uno de los mayores inconvenientes han sido los robos, que aún se siguen produciendo, y las pintadas de grafiteros sobre las indicaciones para los peregrinos, con el consiguiente peligro.

La mejora de las señales es un empeño continuo por parte de Manuel Rossi y el resto de miembros de la asociación, que en estos días ultiman un nuevo mojón con un buzón que los participantes en el Camino de Uclés deberán abrir para ponerse uno de los sellos que acreditan que han pasado Barajas. También cuenta con un pequeño botiquín, libro de firmas, e incluso teléfonos de emergencia.

«Los pueblos se han ido implicando con nosotros poco a poco y en la medida de sus posibilidades, uno de los proyectos es que hubiera un albergue en cada uno», comentan desde la asociación Amigos del Camino de Uclés, que no cuenta con ningún tipo de subvención, sino que vive de los donativos de algunos peregrinos, con el dinero de las credenciales se realizan mejoras sobre todo en las indicaciones, y de fondos particulares que aportan sus miembros. También creen necesario que a esta vía verde se sume la promoción del patrimonio de los municipios. «Poco a poco será la unión de todos los pueblos lo que en definitiva potencie el camino», resalta Rossi. Una guía del peregrino con todos los servicios disponibles en cada lugar podría ser otra de las propuestas para seguir dando a conocer este camino santiaguista tanto a los vecinos de la zona como a los visitantes.

«Cada vez se va difundiendo más, aunque tampoco necesitamos que sea masivo, sin Rossi este proyecto se hubiera venido abajo», significa la historiadora Ana María Gálvez, concejal del Ayuntamiento de Uclés y miembro de la asociación cultural Urcela, que recuerda como en muchos momentos de su historia, como la Edad Media, esta villa conquense atendió ya a gente necesitada y a peregrinos. Actualmente la asociación cultural de Paracuellos del Jarama (Madrid) y la mencionada Urcela han presentado una nueva iniciativa a sus ayuntamientos para hermanarse  con la intención de seguir uniendo puntos de la Orden de Santiago, en el caso de la citada localidad madrileña el Castillo de Malsobaco. Este posible nuevo camino podría compartir en parte el itinerario del ya existente Camino de Uclés.

Actividades. La hospitalidad de los vecinos es otra de las claves del éxito del Camino Santiaguista ucleseño. Las experiencias en torno a él son numerosas tanto para los peregrinos como para los propietarios de las tiendas de comestibles de los pueblos, los dueños de los albergues, los ayuntamientos que ceden los polideportivos para las pernoctaciones, los bares  o los curas de las parroquias.

La programación de actividades complementarias a la ruta sin duda ha contribuido a fomentar su difusión. Fue clave la Caja de los Deseos, que salió de la catedral de Santiago de Compostela para recorrer los 794 kilómetros hasta el Monasterio de Uclés. La pionera idea, que partió de Rossi y se desarrolló en 2012 y 2013, permitió aglutinar las ambiciones de miles de personas a su paso por pueblos y ciudades. Asimismo, dio pie a la celebración del Encuentro Nacional de Peregrinos, que en su cuarta edición este año pasará a ser internacional por la presencia de caminantes llegados de distintos países de Europa y América. Está previsto que tenga lugar del 20 al 22 de mayo en el Monasterio de Uclés. De manera más inmediata, el próximo 23 de abril se desarrollará la segunda marcha a la Cruz del Pelegrín. Además, para el 4 de junio se ha organizado una peregrinación a pie desde el Monasterio de Santiago Apóstico al santuario de Riánsares, como ya ocurriera en 2013 con motivo del Año Jubilar por el Cincuentenario de la Coronación de la patrona de Tarancón. Este 2016 esta ermita es lugar de peregrinación por el Año Jubilar de la Misericordia.

El Camino de Uclés, concreta su promotor, «se adapta todos y todos a él», da vida a los pueblos. Ya se ha convertido en paseo de intercambio cultural, pues hasta él han llegado peregrinos de lugares más o menos lejanos de España, pero también de países como Argentina, Brasil, Suiza, Alemania, México, Francia, Italia...

Sin duda que es una experiencia plagada de historias pasadas y presentes, de promesas y ofrecimientos, de compromiso.