Joao Félix regresa al laberinto

I. Dufour (EFE)
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De nuevo cara a cara con Simeone, con quien mantiene una tensa relación, el quinto atacante del Atlético está atrapado en una situación que no presenta una solución fácil

El delantero portugués del Atlético de Madrid, Joao Félix. - Foto: EFE

Pendiente de ofertas y de destino, que, a día de hoy, no va más allá del Atlético de Madrid, Joao Félix ya está a las órdenes de Diego Pablo Simeone, con el que se reencontró el pasado lunes en la trascendente fase de la pretemporada de Los Ángeles de San Rafael, dentro del laberinto sin salida que supone su presente y su futuro, después de su controversia con el técnico y la fallida cesión en el Chelsea. 

Joao se sumó a la pretemporada. Su imagen fue la más buscada. Sus gestos. El suyo y el de Simeone. Cada instantánea juntos. Fue el protagonista, por más que haga seis meses que no juega con el equipo rojiblanco o por más que junto a él se incorporara el resto de los seis futbolistas internacionales del conjunto madrileño.

Ya se añadieron al grupo, además del portugués, Antoine Griezmann, Yannick Carrasco, Álvaro Morata, Nahuel Molina, Stefan Savic y Rodrigo de Paul, todos protagonistas de la reacción del combinado en el último semestre, con tres días más de permiso por haber terminado más tarde el pasado curso por los compromisos de sus selecciones.

Los primeros minutos del primer ensayo de la pretemporada los observó el luso desde un rondo junto a Renan Lodi, un descarte, y los jugadores del filial. Después, el delantero sí entró en el lugar de Morata.

¿Un indicio? Quizá sí. Por la tarde se repitió la escena. Incluso sin Carrasco en la ecuación, tampoco hubo sitio en la primera selección para Joao, que aguardó en el banquillo, primero, mientras bebía agua, y después, tocando balón hasta que llegó su turno. Entró por Griezmann para completar el ejercicio.

Después, ya terminada la sesión, conversó brevemente con Andrea Berta, director deportivo, mientras ambos recorrían la banda camino del autocar para regresar al hotel de concentración, dentro de la situación actual que vive el jugador, actualmente el quinto atacante a ojos de Simeone. Una transición a la espera de ofertas. Si no llega nada satisfactorio para todos, seguirá. Tiene contrato hasta el 30 de junio de 2027.

Infructuosa cesión

Su cesión al Chelsea no ha salido como esperaba. Ni él ni el Atlético ni el propio club londinense, que pagó unos 11 millones de euros por cinco meses a su servicio: 20 partidos, 1.188 minutos, 14 titularidades, cuatro goles, cero asistencias y ráfagas de sus cualidades indudables, pero tan puntuales que lo mantienen en la misma inconstancia que siempre ha evidenciado.

A su vuelta, está ante un equipo hecho. También frente a un recuerdo que lo relegó a una suplencia que jamás había imaginado en su carrera. Los números son una demostración absoluta de todo ello. No solo fue un reserva habitual, en el banquillo, en 10 de los 12 choques precedentes al Mundial 2022, cuando ya tomó la decisión irrevocable de irse lejos de Simeone, sino que pasó a ser el quinto delantero del equipo en las elecciones del técnico argentino.

La solución, a día de hoy, es el Atlético, con el que su continuidad está en el aire, cuando apenas queda un mes para retomar la competición y un mes y medio para el cierre de un mercado que lo propone a la venta... Sin demanda. «Rui Costa (presidente del Benfica) sueña con Joao Félix: el regreso es difícil, pero no imposible», tituló el pasado un diario luso. Volver a casa puede ser la única salida a su laberinto particular.